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ENTREVISTA // IRSHAD MANJI >> REVISIONISTA DEL ISLAM
"Siempre deseé romper el silencio del islam"
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• Lesbiana, feminista y librepensadora, invita a los
musulmanes a ejercer la autocrítica
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NÚRIA
Navarro
Kampala (Uganda), 1968
Reside
en Canadá
Periodista,
escritora y productora de TV
Una fatwa pende sobre su cabeza. Irshad Manji es musulmana,
pero se niega a unirse "al ejército de autómatas en nombre de Alá".
Y encima, desde las páginas de Mis dilemas con el islam (Maeva) propone
a sus hermanos unirse a una reforma de su religión a fondo, desde dentro.
--La policía le recomendó blindar los cristales de su casa.
--¡Y seguí su consejo! También me recomendaron un guardaespaldas.
Lo tuve durante los primeros meses de la promoción del libro, pero decidí
dejarlo. Si quiero tener legitimidad cuando hablo a los jóvenes musulmanes,
no puedo tener un gorila detrás mío. Debo vivir dando ejemplo.
--Tiene un par, señorita.
--No temo a la muerte, pero tampoco la invito. Cuando me entrevistan
los medios islamistas, les digo: "Sé que muchos de ustedes me quieren
muerta, incluso algunos querrían tener el honor de matarme, pero antes de
intentarlo, déjenme que les pregunte algo: '¿No creen que eso reforzaría mi
punto de vista sobre la intolerancia en el islam?'". Eso me protege.
Sigo viva.
--Usted es la piedra en el zapato.
--Ante la violación de los derechos fundamentales de las mujeres
y de las religiones minoritarias en nombre de Alá, tuve problemas de conciencia.
Y no pude callar. Vivo en un lado del mundo donde tengo la libertad de preguntar.
Y esa libertad es un regalo que no tienen millones de musulmanes. ¿Cómo voy
a darle la espalda? Pero hay otra razón.
--Adelante.
--Es mi obligación hacia otros jóvenes musulmanes. Antes del 11-S,
al acabar mis conferencias en EEUU y Canadá, ya venían a verme y me decían:
"Necesitamos voces como la tuya para abrir nuestra religión, porque si
no permitimos que entre oxígeno, la dejamos". Tenía que emplear mi cerebro
en algo positivo.
--¡Pretende hacer lo que 20 concilios en 20 siglos!
--Desde la publicación de mi libro, he encontrado suficientes musulmanes
como para montar el Instituto para el Pensamiento Independiente del Islam.
¡Ni en mis mejores sueños!
--Es mujer, lesbiana y librepensadora. ¿Qué le molesta más
al islam?
--¡Las tres son terribles! Pero el ataque de los islamistas más airados
no va contra mi orientación sexual o mi feminismo. Su acusación favorita es:
"Como piensa libremente, es una judía, una empleada del Mosad".
--¿Lo es?
--(Ríe) Yo les digo que sí, pero que ahora estoy en excedencia.
--Bueno... Se define como una refusenik musulmana.
--Provoco, pero de manera constructiva. Gran parte del libro se centra
en lo positivo del islam. Y lo positivo del islam es que tuvimos una tradición
de pensamiento crítico llamada ijtihad, que permitió a los musulmanes
estar en la vanguardia, dar al mundo el café moka, la guitarra y hasta la
expresión española olé...
--Si pudiera cambiar una sola cosa del islam, ¿cuál sería?
--Querría ver a las mujeres musulmanas tener poder económico. Con
microcréditos, podrían construir sus negocios y emplear los recursos para
formarse. También me gustaría potenciar el conocimiento de los roles femeninos
fuertes del islam.
--Por ejemplo.
--La primera mujer de Mahoma, Kadija, era una señora rica que tenía
15 años más que el profeta. Fue su jefa durante años. Así que ser un buen
musulmán no es sólo dejarse crecer la barba, sino aprender a trabajar para
las mujeres.
--¿La revolución musulmana debe ser guiada por las mujeres?
--Sí, porque son ellas las responsables de sus familias. Cuando cambien
sus vidas, cambiará la vida del grupo. Además, son las que menos pierden y
las que más pueden ganar.
--¿Por qué el islam no es polifónico?
--Las voces críticas callan por miedo a ser perseguidas. En el islam
hoy domina la literalidad. Se enseña que el Corán es la palabra última de
Dios. Por tanto, si es la manifestación perfecta de Dios, ¿cómo cuestionarlo?
Y esa supremacía corta de raíz el pensamiento crítico.
--No es su caso.
--Yo me opuse al autoritarismo de mi padre, me echaron de la madrasa
(escuela coránica) por hacer demasiadas preguntas y me enfrenté a los líderes
de la mezquita. Siempre deseé romper el silencio del islam. Pero no pretendo
una venganza, sino una distinción entre fe y dogma.
--Márquela.
--La fe no tiene miedo a las preguntas, el dogma sí, porque siente
inseguridad ante ellas. Cuando encuentro musulmanes airados les pregunto:
"¿Tienes fe o eres dogmático?". ¡Muchos jamás habían oído hablar
de esa distinción!
Noticia publicada en la página 8 de la edición de 12/15/2004 de El Periódico - edición impresa. Para ver la página completa, descargue el archivo en formato PDF