Acoger y Compartir Introducción al Qohélet
 

El libro de Qohélet o Eclesiastés

La Biblia Hebrea, el Antiguo Testamento de los cristianos, se divide en tres grandes bloques: la Toráh (el Pentateuco), los Nebiim (libros proféticos e históricos) y los Ketu-bim (los libros sapienciales). Este último bloque contiene documentos que transmiten la sabiduría tradicional. La característica fundamental de esta literatura es su visión positiva del mundo y la confianza en su orden y justicia: Dios premia a los buenos y castiga a los malos.

Qohélet quiere decir en hebreo “aquel que convoca la asamblea”, y se tradujo al griego como “ekklesiastés”. Con estos dos nombres se lo conoce hoy. Es, junto a Job, los dos li-bros en la Biblia que confrontan la sabiduría convencional. La sabiduría, canonizada y sacralizada por siglos de tradición, es desafiada desde la experiencia de sufrimiento de sus autores, que espetan su verdad contra lo considerado como “religiosamente correcto”.

El libro de Qohélet es un libro más de preguntas que de respuestas. El autor constata los límites de la vida, el sentimiento de falta de plenitud que se halla al final de las obras humanas más atractivas o prestigiosas. “Vaciedad de vaciedades” es el estribillo de esta reflexión, como si toda la realidad estuviera carcomida por el mal.

Pero a pesar de una primera impresión de pesimismo, el libro esconde una secreta es-peranza. Se nos urge a estar vivos, a no ceder en nuestro cuestionamiento de las verdades establecidas, confrontándonos incluso con el mismo Dios para preguntarle el porqué del mal. La vida es, a veces, brutal, nuestros porqué se pierden en un silencio sin respuesta, y, sin embargo, intuimos una presencia más allá de la noche, alguien a quien le importamos y nos acoge.

No se vive para producir unos beneficios, una cuenta de resultados. No hay sólidas respuestas donde ponerse a salvo, pero la vida aún puede disfrutarse desde la gratuidad. Esto, en resumen, es el mensaje de Qohélet. La gente que se pasa la vida acumulando y asegurando yerran sobre el propósito de la vida. Los que viven la vida según pasa, acep-tando con realismo lo que da de sí la realidad ?incluida la experiencia religiosa? pero sin detenerse, a vivir sobre la marcha, no dejándonos inmovilizar por el sufrimiento

 
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16 Enero, 2006
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