Myanmar,
Hay escasez de
electricidad incluso en muchas ciudades de tamaño mediano, con luz sólo unas
horas al día.
Según AsiaNews, el precio del
aceite de palma, un bien básico, ha subido un 85% en poco tiempo. Myanmar era la
mayor exportadora de arroz del mundo y ahora muchos de sus ciudadanos sufren
malnutrición. Frank Smithuis, que colabora con Médicos Sin Fronteras, explica a
AsiaNews que la gente pasó de tres comidas al día a dos; luego a una. Una
comida no es bastante".
Tuberculosis, malaria y sida afligen un país
donde sólo quien paga puede acceder a
Un sueldo mensual
mediano es de 20.000 ó 30.000 kyat. Pero un billete de autobús para ir al
trabajo ya cuesta 200 kyat.
Son estas causas económicas las que han
agitado las protestas. También en 1988 fue la crisis económica lo que causó
alborotos reprimidos con más de 3.000 muertos. Después hubo elecciones. Aung San
Suu Kyi ganó las elecciones de 1989-90 con el 82% de los votos, y el partido
socialista del gobierno obtuvo el 10%. Fue arrestada y mantenida bajo
vigilancia, incluso después de recibir el premio Nobel de la
Paz.
¿Por qué los monjes?
¿Por qué han sido los monjes budistas los que
han iniciado y vertebrado la protesta? Básicamente, porque en el país no hay nada
más. No hay tejido social.
El sacerdote del
Pontificio Instituto de Misiones Extranjeras (PIME) y experto en la región, el
padre Piero Gheddo explicaba a
En Myanmar, el 72%
de la población es budista; hay un 12,6% de animistas, un 8% de cristianos y un
2,4% de musulmanes.
Los católicos son apenas
600.000, atendidos por 16 obispos, 600 sacerdotes, 1.400 religiosos y 3.000
catequistas. Al contrario que en China, los obispos no están encarcelados,
desaparecidos o simplemente muertos. Hay cierto nivel de vigilancia sobre ellos,
como sobre todas las minorías. El régimen birmano, al contrario que su aliado
chino, no ha establecido una iglesia "católica patriótica" bajo su control. Los
católicos son poco relevantes según su visión.
Los obispos de Myanmar
estos días llaman a la oración por el bien del país. De hecho, la Iglesia allí
lleva en campaña especial de oración desde el 1 de febrero "por la paz y el
desarrollo del país". Mientras miles de monjes budistas recorren las
calles con sus túnicas azafrán, el episcopado católico recuerda que el clero no
puede formar parte de partidos políticos.
El asombroso entusiasmo laico
por los monjes
"El gobierno ha
reaccionado conforme al patrón tradicional: acusa a los monjes de inmiscuirse en
la política, de provocar un conflicto, y de intentar subvertir las
leyes.
Por el contrario, la prensa extranjera transmite una visión muy
positiva de la postura de los monjes. Se reconoce que
son objeto de gran reverencia entre la población birmana, que es altamente
devota. Pero esta vez no se critica este clericalismo, ni se acusa a los monjes
de intentar imponer sus criterios en la vida civil. Al contrario, se subraya que
constituyen ”la más alta autoridad moral del país”. Se alaba su valentía,
determinación y disciplina, frente a las presiones del gobierno. Y se augura que
su movimiento pueda derribar al gobierno de los militares.
El carácter
pacífico de sus protestas desmiente también el cliché de que una fuerte
creencia religiosa desemboca en soluciones violentas.
En Myanmar estamos viendo lo que también ha ocurrido en otros sitios, desde
Filipinas a Polonia: la religión ha movilizado a multitudes para que se
opusieran a regímenes dictatoriales, para impulsar
transiciones democráticas, apoyar los derechos humanos y buscar la
reconciliación nacional. Y si alguna sangre se ha vertido, ha sido por parte de
los poderes que se resistían al cambio. Así la inspiración religiosa ha estado
en la base de la instauración de la democracia en no pocos regímenes de
Latinoamérica, de Europa Central y del Este, y de algunos países de África y
Asia.
Esta vez solo la junta militar birmana ha gritado “los monjes, a
los templos”.
El último
precedente: democracia budista en Bhutan
El último país de
cultura budista en acceder a la democracia fue Bhutan, en el Himalaya, en el
2005. Su constitución empezaba así: "nosotros, el pueblo de Bhutan, bendecidos
con las luminosas bendiciones de
El artículo 3, sobre
El artículo 7, sobre
Derechos Fundamentales en Bhutan, declaraba el derecho a la vida, libertad y
seguridad de los ciudadanos butaneses, así como su "derecho a la libertad de
expresión, opinión y discurso". "Un ciudadano butanés tendrá libertad de
pensamiento, conciencia y religión. Nadie será impelido a pertenecer a otra fe
por medios de coerción o incentivos." También recoge la libertad de prensa y
comunicación y el derecho de los ciudadanos a la información, al voto, a la
propiedad, etc...
Sin duda, es deseable que Myanmar pudiese seguir una
senda similar. La participación de budistas, cristianos, musulmanes y los
valores de "la paz, la no-violencia, la compasión y la tolerancia" pueden ser
muy buenos cimientos para una nueva sociedad.