Pascua 2008: Jueves Santo
Hacerse cargo de la realidad:
Agua para lavar y dejarse lavar los pies (Jn 13,5)
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Lavar los pies es un antiguo gesto de acogida. Cuando Abrahán y Sara reciben la visita de los tres ángeles, el patriarca dice a sus huéspedes: “Haré que os traigan agua para lavaros los pies, luego descansaréis bajo este árbol” (Génesis 18,4).
Una intuición nos ha acompañado durante los años en esta búsqueda que llamamos Acoger y Compartir: “Sólo acogiendo se comprende”. Hacernos cargo de la realidad es el primer paso para comenzar a vivir.
Pero la realidad es bien compleja. Ninguno de nosotros lleva una existencia ideal libre de “peajes”. La vida contemporánea es tan complicada que muchas veces pensamos que bastante tenemos con llegar a fin de mes o al final de la jornada.
De ahí la necesidad de estos pequeños gestos de hospitalidad. Jesús dijo: “Os aseguro que el que os dé a beber un vaso de agua porque sois del Cristo no quedará sin recompensa” (Marcos 9,41).
Hace más una persona que enciende una vela que miles que se limitan a quejarse de la oscuridad. Como muchos otros a través de la tierra, AyC también quiere aportar su pequeña luz.
Las cenas de solidaridad han sido uno de estos pequeños gestos. Este año el proyecto prioritario al que se destinará lo recaudado serán las escuelas para niños Tuareg en Tchirozérine (Níger).
Muchos sabéis que nuestros amigos misioneros Nicolás y Philippe han sido asaltados por bandidos hace unos meses. Toda la región Norte de Níger está sumida en la violencia. Las ONG internacionales han abandonado la zona y el gobierno prohíbe el acceso de periodistas. Nicolás y Philippe han optado por quedarse. Las cenas de solidaridad son ese “vaso de agua” ofrecido a estos discípulos de Cristo, hermanos nuestros, y a los pequeños que les han sido confiados.
Porque no se trata de calmar la conciencia haciendo “obras de caridad”. La mala conciencia no debería ser nunca el motor de nuestras acciones. Se trata de acoger la realidad sin que su complejidad nos detenga o nos haga refugiarnos en un discurso meramente teórico.
El evangelio está lleno de estos pequeños gestos llevados a cabo por gente anónima: “Jesús, volviéndose hacia la mujer, le dijo a Simón, ¿Ves esta mujer? Yo entré a tu casa yno me diste agua para los pies, pero ella ha regado mis pies con sus lágrimas y losha secado con sus cabellos” (Lucas 7,44)
Jesús mismo, en la última noche de su vida, quiso reunir a sus amigos en una sencilla cena, y estando a la mesa, “echó agua en una palangana y comenzó a lavar los pies de los discípulos y a secárselos con la toalla que llevaba a la cintura” (Juan 13,5).
Porque a pesar de lo terca que es la realidad, no renunciamos a soñar con que un día florecerán los desiertos: “Brincará el cojo como un ciervo, la lengua del mudo cantará. Brotarán aguas en el desierto y arroyos en la estepa” (Isaías 35,6).
Hoy, Jueves Santo, es día de la fraternidad y de la acogida. En esta Pascua acoge y déjate acoger. No permitas que tantas personas que están hoy aquí y que aún no conoces, sigan siendo en tu vida extraños.
Y déjate acoger por Cristo que te dice: “Tú eres fuente de huertos, manantial de aguas vivas y corrientes que fluyendel Líbano”. (Cantar de los Cantares 4,15)
Preguntas para la reflexión personal
- ¿Qué nombres tienen las realidades que estás llamado a hacerte cargo?
- ¿Qué pequeños gestos podrían expresar nuestra hospitalidad hacia tantos que sufren?
- ¿Qué “manantiales de aguas vivas” hay en ti? ¿Cómo puedes ponerlos al servicio de los demás?