Taizé 2009
Entre los días 25 de julio y 3 de agosto, un grupo de jóvenes y menos jóvenes de AyC peregrinamos a Taizé para participar allí de una semana de encuentro.
Comunicación del Hno. Alois el 30 de julio
Estamos viviendo en Taizé semanas de una gran belleza: la profundidad de la oración, la diversidad y las numerosas personas encontradas, la alegría que resplandece ... Y sin embargo tantas personas que llegan también a Taizé llenas de cargas y de pruebas.
Para todos nosotros alegrías y penas se entremezclan. Es que vivimos en un mundo en el que lo mejor y lo peor pueden codearse a veces desde muy cerca. Esto es verdad tanto en las relaciones personales como para el conjunto de nuestra sociedad.
Entonces, que no nos desaliente esta ambivalencia. Más bien planteémonos la cuestión: ¿La fe en Dios esclarece esta situación? ¿Muestra la fe un camino no para sufrir la vida, sino para transformarla y para transformar el mundo?
Jesús, él mismo, era consciente que la gente, la sociedad de su tiempo, no estaban dispuestas a recibir a Dios. Y sin embargo anunció que el Reino de Dios viene y que Dios está ya presente en la realidad tal como es.
El Nuevo Testamento a menudo expresa la impaciencia que tiene Dios de incorporarse a su creación. Jesús dijo: "Los tiempos se han cumplido, el Reino de Dios está cercano. Vuelvan hacia Dios y pongan su confianza en la Buena Noticia "
Este mensaje iba tan a contracorriente que algunos tomaron a Jesús por un soñador. Pero Jesús no proponía una felicidad artificial, desentendida de los problemas del mundo. Todo lo contrario: La Buena Noticia que Él proclama surge de la lógica del " todo o nada "
Para transformar la realidad, Jesús nos enseña que es necesario primero consentir en ello. Como escribí en la Carta de Kenia: "Consintamos en lo que somos o no somos, vayamos hasta asumir todo lo que no escogimos y que sin embargo configura nuestra vida. Atrevámonos a crear incluso a partir de lo que no es perfecto.”
Jesús vino para transformar el mundo, pero sabía que los misterios más grandes de Dios pasan en un gran silencio y que las mayores transformaciones llevan su tiempo para madurar.
En la persona de Jesús estaba esta semilla de la nueva creación, semilla que muere para que pueda dar mucho fruto. Dio su vida para erradicar el mal en su misma raíz. La fe en el Cristo es creer que con él, a pesar de todo lo que todavía obstaculiza, ha comenzado una nueva creación.
Después de su resurrección, Jesús nos envía a decir la Buena Noticia a toda la creación. De hecho, la fe no concierne solamente al espacio religioso de nuestra vida. En el seguimiento de Jesús, importa buscar a Dios en todas las cosas, incluso en las que parecería a primera vista no tener relación directa con la religión
La fe puede recubrir todas las dimensiones de nuestra vida. Cuando seguimos al Cristo, nada de lo que afecta a la calidad de vida de los hombres puede dejarnos indiferentes. Y esto concierne tanto a lo material como a lo espiritual.
Puesto que la Buena Noticia del Cristo es para toda la creación, la ciencia, el arte, la técnica, un compromiso político pueden ser también un servicio de Dios.
El Reino de Dios, es decir la presencia activa de Dios y su amor indefectible, este Reino puede venir en todos los espacios de nuestra vida: estudiar, hacer bien nuestro trabajo, estar en familia, ampliar nuestras amistades, todo esto puede preparar la llegada del Reino. En el anuncio de la Buena Noticia cada minuto cuenta, cada encuentro importa.
Transformar el mundo, ahí Dios nos invita pidiéndonos una gran ambición a la vez que una humildad profunda. No se transformará el mundo más que comenzando por uno mismo. Para eso, es esencial escuchar en la oración la voz de Dios: sin dejar a esta voz guiarme personalmente por el camino de la creatividad, corro el peligro de extraviarme por carreteras secundarias.
Podemos transformar el exterior sólo con la paz dentro de nosotros. Al hermano Roger le gustaba citar estas palabras de un monje de la Iglesia ortodoxa rusa: "Adquiere la paz interior y millares alrededor de ti encontrarán la salvación.” Y el hermano Roger seguía a menudo diciendo: " Nada es más responsable que orar ."
La paz interior, no podemos dárnosla a nosotros mismos, pero podemos recibirla del Cristo a cada instante. Por el Espíritu Santo, nos dice incansablemente: " Tú eres amado(a) de Dios. Dios depositó en ti todo lo que necesitas no para solamente sufrir tu vida, sino para transformarla y, con muchos otros, transformar el mundo."
Y ahora los niños van a distribuir flores para los países representados en la colina esta semana. Antes de que Bori los enumere, vamos a saludar especialmente a los jóvenes venidos de Polonia. Esta semana son particularmente numerosos.
Entre ellos, los de Poznan se consumen de impaciencia en la idea de acogernos al final del año para el Encuentro Europeo. Pero puedo decir que la impaciencia es también de nuestro lado ante la idea de regresar a Polonia después de 10 años. Entonces ya les decimos mil gracias por acogernos pronto.