La República Checa

La República Checa se llama en checo Česká republika, denominación que deriva del nombre de la mayor región del país, Čechy (Bohemia en español) siendo las otras regiones Moravia y Silesia). El territorio checo fue unificado a finales del siglo IX por la dinastía de los přemyslitas (que significa “los que piensan mucho”). El Reino de Bohemia fue un poder regional significativo dentro del Sacro Imperio Romano, siendo el rey de Bohemia uno de los siete electores del emperador. Las minas de oro convirtieron el reino en un poder que no tenía que cobrar impuestos y podía reclutar mercenarios casi sin límite.

Durante los quinientos años siguientes fue un reino estable, centro de cultura y educación en Europa Central. Durante el reinado de Carlos IV de Luxemburgo (1344-1378), Bohemia vivió su época de oro (siempre auspiciado por las minas del mismo metal). Carlos IV convirtió a esta monarquía en el centro del Sacro Imperio Romano Germánico. En el año 1348 fundó la Universidad Carolina de Praga, el centro de estudios superiores más antiguo de Europa Central.

Tras la muerte de Carlos IV, comienza un período de decadencia del reino e inestabilidad política. Uno de los factores fueron los conflictos religiosos como las guerras husitas provocadas por la quema en la hoguera del reformador Jan Hus en 1415 en el Concilio de Constanza.

Después de la dinastía de los reyes polacos Jagellón, fue elegido en 1526 al trono checo Fernando I de Habsburgo. Con este acto, y durante casi cuatrocientos años, los Habsburgo ocuparon la corona checa, como parte del Imperio Austríaco -posteriormente Austrohúngaro. Bajo el régimen de los Habsburgo, Bohemia sufrió guerras devastadoras como la Guerra de los Treinta Años en el siglo XVII y la Guerra de los Siete Años durante la época de la reina María Teresa en 1756-1763, pero también se benefició del impulso económico y social que vivió la monarquía durante los siglos XVIII y XIX que convirtieron a Bohemia en el corazón industrial del Imperio.

Después del colapso de Austria-Hungría tras la Primera Guerra Mundial, los checos junto con sus vecinos los eslovacos se unieron para formar la república independiente de Checoslovaquia en 1918. Este nuevo país contenía una gran minoría alemana, lo cual llevó a la disolución de Checoslovaquia cuando Alemania anexó a esta minoría en virtud de los Acuerdos de Múnich en 1938 y Eslovaquia declaró su independencia. El Estado checo restante fue ocupado por los alemanes en 1939.

Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, Checoslovaquia se convirtió en un Estado socialista alineado con la Unión Soviética. En 1968, una intervención armada de fuerzas del Pacto de Varsovia terminó con una serie de reformas impulsadas por el entonces primer ministro Alexander Dubček, conocidas como la Primavera de Praga (en checo "Pražské jaro"), tendentes según sus partidarios a crear un "socialismo con rostro humano".

En 1989, Checoslovaquia adoptó el multipartidismo y empezó a abandonar progresivamente la economía socialista, lo que se conoce como Revolución de Terciopelo. El 1 de enero de 1993 Checoslovaquia se dividió en dos por decisión parlamentaria. Desde entonces, la República Checa, por un lado, y la República Eslovaca (o Eslovaquia), por otro, son dos países independientes.

La República Checa se adhirió a la OTAN en 1998 y a la Unión Europea en 2004.

Tiene una extensión de 78.864 km2 (algo más pequeño que Andalucía) y 10.425.000 habitantes. El 52,2% de la población es agnóstica o atea, el 39% católica, el 6% protestante y el 2% husita. También existe una pequeña comunidad judía (0,8%).

La moneda oficial del país es la Corona Checa (Ceska Koruna), que se divide en 100 hellers (haler). Sus abreviaturas son Kc. y h respectivamente. Una corona vale 4 céntimos de Euro, o dicho de otro modo, 25 coronas hacen 1 Euro.

Praga

Antigua capital del reino de Bohemia, Praga fue capital de Checoslovaquia y es hoy capital de la República Checa. Es el centro de la vida política, económica y cultural de este país. Cuenta con una población de unos 1.200.000 habitantes.

Praga se encuentra en el corazón de Europa, a orillas del río Moldava, a menos de 500 kilómetros de los mares Báltico, Del Norte y Adriático. Pertenece a la región de Bohemia Central.

Praga se enorgullece de su antigua tradición cultural. Es sede de la Universidad Carolina, la más antigua de Centroeuropa. En el siglo XIX trabajaron en ella los grandes músicos checos Antonín Dvořák y Bedřich Smetana. Es cuna de varios renombrados escritores. Entre ellos destacan Jan Neruda, Franz Kafka y Milan Kundera.

Neruda (1834-1891) fue un poeta, cuentista, dramaturgo y novelista checo, uno de los principales representantes del realismo checo y miembro de la llamada Escuela de mayo. Su obra más reconocida es Cuentos de Malá Strana (1877), un libro de relatos sobre la pequeña burguesía praguense de aquel, por entonces, tranquilo barrio. Su apellido inspiró el seudónimo de Pablo Neruda al poeta chileno Ricardo Neftalí Reyes Basoalto.

Kafka (1883-1924) es uno de los escritores más importantes del siglo XX en lengua alemana. Su obra es una de las más influyentes de la literatura universal en el último siglo, a pesar de no ser muy extensa: fue autor de tres novelas (El proceso, El castillo y América), una novela corta, La metamorfosis, y un cierto número de parábolas y relatos breves. Su obra es expresiva, como ninguna otra, de las ansiedades y la alienación del hombre del siglo XX.

Kundera (n. 1929) es un novelista que no nació en Praga pero estudió en la Universidad Carolina de Praga y dio clases de historia del cine en la Academia de Música y Arte Dramático desde 1959 a 1969, y posteriormente en el Instituto de Estudios Cinematográficos de Praga. Es un novelista cuya obra más conocida es La insoportable levedad del ser, por la que ha sido galardonado en diversas ocasiones.

Entre los pintores checos es especialmente querido Alfons Mucha (pronunciado Muja), uno de los máximos exponentes del Art Nouveau y un impulsor del nacionalismo checo. Sus obras pueden contemplarse en diversos lugares de la ciudad, entre otros, en la Catedral.

El nombre de Praga está también ligado a una de las experiencias más valientes, bellas y trágicas del siglo XX: La Primavera de Praga. Fue un intento liberalizador protagonizado por el gobierno checo en 1968, que pretendía eliminar la dureza del régimen comunista y compaginar comunismo y libertad, legalizando los partidos políticos y sindicatos. Los reformadores defendían la libertad de prensa, de expresión, derecho a huelga, etc. Acabó cuando en agosto de 1968 las tropas del Pacto de Varsovia invadieron Checoslovaquia y pusieron fin al intento de apertura política