Los Husitas
Una gran depresión económica afectó a las tierras checas en el reinado de Wenceslao IV, rey de Bohemia (1361-1419). Los bandidos se enseñorearon de la tierra, las epidemias menguaban la población y estallaban guerras por intereses particulares. La Iglesia, por su parte, estaba más interesada en la acumulación de poder y propiedades que en ayudar a resolver los graves problemas del país. No sólo en Bohemia, sino en otras partes de Europa, se incrementaron las críticas anticlericales.
Quienes criticaban la degeneración de la Iglesia consideraban que sólo podría enmendarse volviendo a los ideales originarios del cristianismo primitivo. Exigían, por tanto, que la Iglesia renunciara a su poder temporal y a sus propiedades.
En la capilla de Belén, en Praga, predicaba un profesor de la Universidad Carolina, el maestro Jan (Juan) Hus. La única autoridad máxima que aceptaba era la Biblia; la Iglesia, según él, tenía que ser pobre. La degeneración en la que había caído el siglo era, según él y sus partidarios, una prueba de la pronta llegada del Anticristo. Los profesores alemanes de la Universidad de Praga, sin embargo, no estaban de acuerdo con Hus, y lo denunciaron ante el Papa por herejía.
Al principio el rey apoyaba a Hus, pero su posición fue cambiando al ritmo que empeoraba su reputación en el exterior, ya que se decía que el rey mantenía herejes en su corte. El Papa proclamó un interdicto sobre Praga (es decir, la prohibición de llevar a cabo cualesquiera sacramentos –misas, bodas, bautizos, entierros-), mientras siguiera en la ciudad Jan Hus.
En 1414, se convocó un concilio en Constanza, para resolver los graves problemas de la Iglesia, el mayor de los cuales era el Gran Cisma de Occidente (existencia simultánea de tres papas enfrentados entre sí con sus respectivos grupos de apoyo). El otro asunto era resolver el conflicto planteado por reformadores como John Wyckliffe en Inglaterra o Jan Hus en Bohemia. Hus acudió a Constanza para defender sus propuestas. El concilio no sólo las rechazó, sino que Hus fue quemado en la hoguera el 6 de julio de 1415.
En Bohemia, la noticia de la ejecución de Hus desató la ira popular. El 30 de julio de 1419 los habitantes de Praga, conducidos por el predicador Jan Želivský tiraron por las ventanas del ayuntamiento de la Ciudad Nueva a los consejeros de la delegación contrarreformista y los ejecutaron. Con la defenestración de la Ciudad Nueva comenzó la revolución husita.
En el año 1420 los husitas fundaron su propia ciudad: Tábor. En ella, se proponían hacer realidad el ideal de una sociedad justa. La ciudad estaba gobernada por una junta formada por ocho burgueses, siete integrantes de la baja nobleza y cinco de la alta nobleza. Los así llamados Cuatro artículos de Praga se erigieron en programa husita: libre predicación en checo de la palabra de Dios, la comunión bajo las dos especies, la vuelta a la primitiva pobreza de la Iglesia, el castigo de los pecados mortales por el poder civil. El movimiento husita fue precursora de las Reformas de Lutero y Calvino. Hus sigue siendo una figura popular en Chequia: El lema de los husitas "La verdad vence a todo" puede leerse en el estandarte de los presidentes checos.