Nuestro trabajo en Meki (Etiopía)
En una pequeña ciudad etíope, Meki, hay un orfanato con 35 niños de todas las edades, del que se ocupan Mar y Jorge, dos españoles que hacen de ese espacio un lugar entrañable.
Hasta allí hemos llegado este verano cuatro socios de AyC para trabajar en distintos aspectos según nuestras posibilidades. En verano se aprovecha la presencia de los voluntarios para poder dar las vacaciones a los trabajadores etíopes que están contratados y para avanzar un poco en el mantenimiento de los espacios. En el centro trabajan más de 20 personas, entre cuidadoras, personal de cocina y limpieza, encargados del huerto y animales, etc. Pero todas las manos son pocas para poder atender todas las necesidades que generan los niños, teniendo en cuenta que 25 de ellos tienen menos de 4 años.
Los más jóvenes se han ocupado de tareas de mantenimiento como restaurar mosquiteras, pintar vallas, preparar un parque infantil,…..También se colabora en el cuidado de los niños, en la preparación de actividades de psicomotricidad, deportivas, talleres, teatro……
Los que somos sanitarios tenemos otra área añadida de trabajo que siempre es bienvenida. Este verano hemos podido elaborar un protocolo de seguimiento higiénico sanitario que va a facilitar que el orfanato cumpla sus objetivos en este aspecto.
No ha llegado a un mes el tiempo que hemos vivido en Meki, pero parece haber impregnado una parte importante de nosotros, porque sin querer está presente y condiciona nuestras respuestas. En lo cotidiano, siguen resonando continuamente las voces de los niños, las experiencias compartidas, los sabores nuevos o los nuevos amigos .
Durante este tiempo trabajamos mucho, pero también disfrutamos de todo, fundamentalmente de los niños. Hemos vivido con simplicidad el momento de cada día, lo inesperado y lo esperado. Seguramente es el gran regalo que nos han hecho y que nos permitió desconectar de todo lo que no es importante.
Etiopía tiene mucho que ofrecer y mucho que recibir, todavía está muy lejos el día en el que no necesite la cooperación, pero sería importante que esa ayuda les hiciera autónomos. Mientras tanto habrá que seguir trabajando aquí y allá con imaginación, apoyando a los que desde allí aportan herramientas para facilitar ese camino.
Ana, Fernando, María y Asun (verano de 2010)