Septiembre en El Espino

Ejercicios Espirituales: Bendecidos en la prueba

La semana la iniciamos en El Espino  un grupo de diez personas que a través de esos días se fue ampliando. Del 19 al 23 hemos vivido cinco días de Ejercicios en clima de escucha, compartir, silencio y adoración.

La capilla de la tercera planta se acondicionó para el evento. Iconos y fotos hacían de ese espacio un lugar de referencia para la escucha interior y el compartir con las mujeres y hombres de nuestro tiempo. Lugar de oración y contemplación, pero también espacio de escucha silenciosa. Yunque interior.

El lunes, a través de la figura del Geraseno (Lucas 8) y la promesa de Isaías (65, 16b-25) nos introdujimos en los Ejercicios con el propósito de acercarnos a Dios. El primer paso es ir a Dios, abrirnos a su misterio. Dios conoce lo bueno y lo malo de nuestra vida, pero Él no está ahí para juzgarte sino para mirarte con amor. En la prueba no estoy solo. Buscamos adentrarnos y descubrir también la bendición que la habita.

Como el resto de los días, la tarde - noche la envolvimos en silencio adulto. Un silencio habitado llenó el tiempo de la eucaristía, la cena y la adoración ante la eucaristía para cerrar la jornada y antes de irse a descansar.

El martes vino marcado por la figura de Jacob y su lucha con Dios (Génesis 32,23-33). En la fe cristiana se fusionan el itinerario del hombre que busca a Dios, y el itinerario de Dios que busca al ser humano.

La lucha de Jacob y el ángel, por Ferdinand Victor Eugène Delacroix (1798 –1863), (capilla lateral de la Iglesia de Saint-Sulpice, Paris)

 

Jacob nos centraba en el tema de los Ejercicios: Bendecidos en la Prueba. Hay una bendición otorgada en la lucha oscura, en la pelea. La bendición aparece como un nombre nuevo, como la persona nueva que renace.

Los humanos no siempre somos capaces de ver, intuir, las presencias orientadoras o los mensajes indicadores de la senda que salva. Un texto nos ayudó en el avance de esa tarde: El ángel y la burra de Balaam en el libro de los Números capítulos 22 al 24.

Escuchar a Dios es también darnos cuenta que nuestra inteligencia nunca comprendería toda nuestra existencia. Pero la figura de María, la madre de Jesús, nos recuerda que Dios viene donde no imaginamos y de modo inesperado. Que todos podemos escuchar el mensaje: ¡El Señor está contigo!

Ángel de la Sabiduría, por Marco Iván Rupnik (Sacristía Catedral de la Almudena, Madrid)

 

El miércoles seguimos profundizando el tema BENDECIDOS EN LA PRUEBA, con la figura del profeta Elías (1 Reyes 19, 1-8) probado en su arrogancia religiosa de profeta de éxito. La vida continua en nosotros, pero reconciliándonos con nuestra propia vulnerabilidad. Nos saca de nuestra cueva para volver a ponernos en camino. Se nos pide que dejemos atrás al Dios infantil que sustenta nuestros éxitos, pero que no es capaz de sostenernos en nuestros fracasos.

Elías y el ángel, por Juan Antonio Frías Escalante (1633-1669) (Gemäldegalerie der Staatliche Museen, Berlin)

 

El Dios que nos prueba es el que transforma nuestro luto en danza ( Salmo 30). La vida continúa. Dios está en el hilo de la Vida. Nos sana amar, no desentenderse de tus semejantes (Isaías 58, 6-12).

Acoger. Compartir. No andar cortando cabezas. Valorar la brisa. "El milagro de los milagros es creer en Dios a pesar del mal. Dios es nuestra fuerza contra el mal".

Hay mujeres que viven la prueba con especial libertad. Tres mujeres: Orpha, Rut y Noemí, probadas radicalmente, son llevadas a esa encrucijada en la que es posible negarse al impulso de Dios. Noemí anima a hacer el propio camino, a no quedar sometidas a la dependencia. Y ella es la primera que está dispuesta a volver a vivir en soledad pero libre.

Todas las tardes quedaban marcadas por las pruebas vividas por Jesús. El desierto de la sed. El jardín de Getsemani. La cruz de los abandonos, la mentira cínica de los que utilizan la religión como  poder.

Todos los días, un tiempo para el diálogo y el encuentro que nos enriquece por la aportación del otro.
Un lago formado en Sobrón, en la explanada del Ebro, puso calma y serenidad en la reflexión de esa tarde.

El jueves las figuras del samaritano y el herido abandonado en la cuneta nos acompañaron en la búsqueda del día. La prueba y la bendición vino en la frase "HAZ TÚ LO MISMO". Lucas 10, 25-37.  Hay quien pasa de largo junto al samaritano. Pedro lo intentó con Jesús. Llegó hasta el patio donde lo estaban torturando, pero no fue capaz de afirmar su amistad. Aparentemente triunfó el miedo y la negación. Pero en el patio de la negación también se da el encuentro con la mirada del Jesús herido.

El Buen Samaritano, por Aimé Morot (1850–1913) (Petit Palais, París)

 

Mirada sin amargura ni reproche. Acogiendo esa mirada en el lugar de la prueba, donde uno ha negado el amor y la amistad con el torturado, creer en la verdad de esa mirada amiga de Jesús es aceptar que Dios puede crear a partir de una persona rota. Es creer que no estamos condenados a sucumbir en nuestras pruebas.

Si en cada tema hubo una pintura para despertar la imaginación y profundizar desde la belleza, el último día ese trabajo se hizo desde la poesía.

Siguiendo uno de los poemas de Miguel Hernández nos adentramos en las heridas dejadas por las pruebas en nuestra vida. No sólo Jacob salió herido. Las heridas del amor, de la vida y de la muerte están ahí. Jesús no sufrió de forma pasiva. También nosotros somos llamados a gestionar esas heridas.  Salir de nuestras cuevas doloristas y victimales. Volver al camino que lleva al otro: acogiendo la vida como un don recibido, viviendo el amor como vida entregada, descubriendo la muerte como la puerta a una transformación definitiva.

Cada cual estamos llamados a dejar que se geste Cristo en nuestro interior y a permitir que Él llene nuestros vacíos y cure nuestras heridas. Sabemos que el Dios que tocó el mundo en la creación y se hizo mundo en Jesucristo, ya nunca nos dejará de su mano.

En todo momento la clave de estos días de Ejercicios ha sido la lectura existencial. La propia existencia como el libro a leer, a contemplar, para abrirnos a la compasión que mueve a entrar en el camino de la acogida al otro y a compartir dones y bienes, la propia existencia.

El viernes por la tarde fue tiempo para acoger a todos los que vinieron para el encuentro comienzo de curso de AyC. Preparar el lugar y decorar el precioso templo de El Espino. Entramos así en ese tiempo nuevo en el que se nos pide reconciliar en nosotros mismos vida interior y solidaridades humanas.  En Cristo Jesús es donde y en quien lo escondido de Dios y lo escondido de nosotros se manifiesta.

Dada la belleza de estos días ha quedado reservado el lugar para repetir la experiencia de Ejercicios el próximo año. Así salir del verano cantando y entrar en el otoño comprometiéndonos.

Ya lo dijo M. Hernández: "De tanto mirar las palmeras, yo mismo me he vuelto alto como ellas".

Encuentro Comienzo de Curso AyC

El monasterio de nuestra Señora del Espino es un lugar lleno de recuerdos. En este templo, se casaron Martín y Sofía, Prado y Paco; hicieron sus votos Alberto y José Miguel; y se ordenaron Víctor y Alberto. Lugar lleno de energía, de recuerdos y de ánimos para el futuro. En este contexto comienza nuestro encuentro, con el deseo de entrar en contacto con el Espíritu de Jesús, que nos incomoda y cuestiona.

En la cena del viernes confluyen los que habían hecho ejercicios espirituales y los que llegábamos para este encuentro. Caras de cansancio por el viaje, pelos alborotados, niños medio dormidos junto a sonrisas llenas de alegría por reencontrarse con personas queridas y acoger a otras por conocer.

Tras la cena, una oración serena con cantos inspirados, nos hacía dar gracias por haber llegado finalmente allí y desearnos mutuamente disfrutar de este encuentro.

La meditación de la mañana del sábado presentó el tema de este año: "Una presencia que incomoda - El empuje del Espíritu de Jesús". Lo introdujo Alberto haciendo un recorrido por la historia de la salvación, lugar de revelación del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.

Tras una hora de reflexión personal, la puesta en común nos traía la imagen de un cristianismo complaciente, incapacitado para ver el mal y tolerante con la injusticia. Hay muchas cosas en nuestra vida que necesitan pasar por la prueba del Espíritu. Caímos en la cuenta de que hemos de contrastar nuestros anhelos y pensamientos desde una sana autocrítica, dentro de una comunidad donde podamos ser y expresarnos como somos. Necesitamos recibir la inspiración de rezar por quien nos hace daño.

Tras la comida se proyectó la película "El hombre de al lado", con material abundante para la reflexión sobre el impacto de nuestros actos en los demás.

Se hizo una presentación de libros que nos ayudan a concretar el tema del año.

La tarde nos llevó a contemplar la bellísima ribera del Ebro, con luz de atardecer. Pasamos por el pantano de Sobrón en dirección al convento de las clarisas de San Martín de Don. Allí tuvo lugar el tema de la tarde: “Sin indignación no hay conversión”. Necesitamos encontrar nuevas respuestas y estas aparecen según vamos caminando. Abrirse a una presencia que incomoda significa abrirse a la conversión para que se transforme nuestra imagen de Dios. Hay un empuje en la comunidad eclesial que nos habla del deseo de mejora que viene del Espíritu. ¿Cuáles son las señales o los signos de esta presencia perturbadora? Nos damos cuenta que el Espíritu empuja a través de la situación de la mujer en la Iglesia, el ecumenismo, los niños, la eucaristía, la tensión entre Magisterio y Ministerio, los pobres,…

A continuación, Itziar y Pablo nos explicaron el retablo barroco que preside el templo del monasterio.

José Miguel nos invitó en Sobrón a un refresco y celebramos así el 33 aniversario de su primera eucaristía. Después, bajamos a la explanada del río Ebro en Sobrón para una breve oración cuando la luz del atardecer se desvanecía.

Tras la cena, tuvimos una reunión para programar las actividades del curso. Se hizo hincapié en la propuesta de profundizar el sentido de las actividades de Acoger y Compartir.

Escuchamos los testimonios de Cristina, Luz y Gracia que han hecho posible con otros los tres campos de verano de Haití. Han sido experiencias duras, de choque cultural e incomprensión. Ellas nos insistían en que pese a eso, han valido la pena. La crudeza de la situación, unida a la mentalidad de los haitianos, hace la colaboración muy difícil.

La mañana del domingo amaneció fría, con niebla húmeda. Como una propuesta cultural cargada de espiritualidad, escuchamos la canción "Uno queriendo ser dos" de Noa. También, "La vida es bella". Espontáneamente, comenzamos a bailar. Cuando todos estábamos cantando, llegó Patricia, a la que pudimos dedicar esta canción llena de ánimo y alegría.

Patricia ha estado coordinando los proyectos de Haití (lleva allí desde el 20 de mayo de 2011 y regresará uno de estos días de septiembre). Su conocimiento del francés, su formación (un máster en cooperación internacional), algunas visitas y estancias anteriores y su inmensa generosidad, la han convertido en una persona clave en la gestión de los proyectos AyC en este país.

El encuentro terminó con la eucaristía y la comida fraterna. Entre abrazos y despedidas, todos estábamos de acuerdo que el reencuentro con este lugar ha sido revelador. ¡Volveremos!

Nuestro agradecimiento a la Comunidad de El Espino, concretado en las personas de Marisa y el P. Luis Gil Pascual.

Fotos de Ejercicios Espirituales

Fotos del Encuentro Comienzo de Curso

Materiales

Crónica de los Ejercicios. Descargar PDF

Tema: "Una presencia que incomoda - El empuje del Espíritu de Jesús". Descargar PDF

Reseña de la película "El hombre de al lado". Descargar PDF

Presentación de dos canciones de Noa. Descargar PDF