Retiro de Jóvenes de la
Parroquia de los Santos Apóstoles
-Boadilla del Monte (Madrid)-

Crónica de Henar

Como ya sabéis, este pasado fin de semana (26,27 y 28 de octubre) los jóvenes de pre-confirmación, confirmación y post-confirmación hemos convivido todos juntos en el monasterio del ‘Cerro del Mosquito’, que se ha convertido prácticamente en nuestra segunda casa tras haber pasado ya varios fines de semana allí. Por mi parte, y creo que hablo en nombre de todos, ha sido una experiencia maravillosa en la que nos hemos acercado a gente nueva, y también al Señor. La mayoría de nosotros apenas nos conocíamos de más que un hola y un adiós los domingos, y sin embargo hemos acabado el fin de semana como si nos conociéramos de toda la vida.

Los pocos afortunados del grupo de post-confirmación que pudimos ir el viernes por la tarde, nos encontramos allí a eso de las ocho y nos dispusimos a acondicionar la casa para que los menos veteranos encontraran todo acogedor. Preparamos un pequeño altar en el que poder realizar las oraciones juntos, con velas, símbolos, pinturas, telas, etc. También preparamos el comedor, la caja de grillos (que no podía faltar), decoramos las paredes con fotos preciosas de los viajes a Níger y Haití, e hicimos un cartel en el que se reflejaba el lema sobre el que giró la convivencia: ‘La fe que actúa por amor’, ya que, como la mayoría sabréis, éste es el año de la fe, convocado por a la celebración del 50 aniversario del Concilio Vaticano II, tema que, por supuesto, no faltó por mencionar en la convivencia.

El sábado por la mañana, tras haber ajustado los últimos detalles para que estuviera todo a punto, recibimos con una gran sonrisa a los más jóvenes, que venían con un punto de timidez. Una vez llegamos todos, nos dispusimos a realizar las presentaciones para poder soltarnos y hacer de nuestro fin de semana una verdadera convivencia entre unos y otros. Durante el día recibimos y escuchamos las palabras de Alberto sobre el Concilio y aprendimos cómo ha repercutido sobre la manera de vivir nuestra fe en la Iglesia hoy en día, comimos todos juntos, trabajamos todos juntos y vimos la película ‘Prefiero el Paraíso’, de la que después extraeríamos muchas enseñanzas. Por la tarde ensayamos cantos, hicimos una celebración del perdón y, como no podía faltar, acabamos el día con una oración para dar gracias al Señor por lo que habíamos estado compartiendo y lo que aún nos quedaba.

Llegada ya la noche, los más cansados se retiraron tras haber pasado un buen rato jugando a varios juegos (de los que se pueden ver fotos más abajo) y algunos de nosotros estuvimos en el espacio de oración conociéndonos aún más y abriéndonos unos a otros. Por la mañana Gloria nos ilustró y nos habló sobre los Tiempos Litúrgicos, y después organizamos la misa que, por primera vez, preparábamos en el propio espacio de oración. A esa celebración asistieron algunos de nuestros familiares y amigos, y a mi parecer fue estupenda gracias a José Miguel, la labor de los instrumentos y los catequistas que nos ayudaron a prepararla. Y con esto concluyó nuestro fin de semana en ‘familia’.

Esta convivencia, personalmente, me ha aportado tanto o más que las otras y de ella me llevo nuevos amigos, una buena experiencia, nuevos conocimientos acerca de la fe, acercarme un poco más a Cristo y muy buenos recuerdos. Por todo ello quiero agradecer a los maravillosos catequistas con los que contamos en la parroquia, a José Miguel y a todos los jóvenes que se animaron a venir y compartir esta experiencia en comunidad. Por último, decir que hemos echado mucho en falta a aquellos que por una razón u otra no han podido venir, y que, aunque no hayan estado con nosotros físicamente, nos hemos acordado mucho de ellos a lo largo del fin de semana. 

Henar

Crónica de Manu

Cuando nos hablaron de la convivencia mi primer pensamiento fue: “¡Bien!”. Vale, no fue un pensamiento largo, pero define perfectamente la ilusión que me hacía repetir una  convivencia con los grupos de jóvenes de la parroquia.

Estábamos todos avisados con tiempo: “A las 19:00” en Las Lomas. Así que calculé que hasta las 20:00 u 20:30 no habría llegado nadie, y no debí ir muy desencaminado. Nos conocemos ya muy bien. La verdad es que llegué tarde por estar estudiando. El viernes el grupo de post-confirmación tenía que preparar el sitio para el grueso de los jóvenes; aunque me llevé una pequeña decepción porque casi nadie había venido, los pocos que estaban valían por mil. Empezamos a prepararlo todo hasta que varios estómagos rugieron, recordándonos que el estupendo lugar de oración no necesitaba más velas y que ya había suficientes fotos de Haití colgadas, y era hora de compartir lo que todos habíamos traído para cenar. Tras una bonita oración a cargo de Cristina, con tantos momentos de “silencio” o “reflexión” que vacié la mente, era hora de dormir y recuperar fuerzas para el gran día en que coincidiríamos todos los grupos.

El sábado por la mañana conseguimos “madrugar”, aunque creo que hay quién no volverá a querer oír las canciones que hicieron de despertador. El único e inigualable Pituco nos había preparado la mesa para desayunar. Poco después llegaron sus refuerzos, su embarazada Paloma y sus “amigos” Paloma y Santi (que son sus suegros, pero no les gusta la palabra). Poco después llegaron los grupos de pre-confirmados, que fueron recibidos con golosinas y una pegatina con su nombre.

Pronto comenzamos con una oración. Yo hasta la convivencia del año pasado no había participado en una oración de ese tipo, así que supongo que a los nuevos jóvenes del grupo les sorprendería tanto como me sorprendió a mí.

Poco después Alberto comenzó con la historia del Concilio del Vaticano II. La verdad es que me impresionó el gran cambio que supuso en esa época. Los jóvenes hoy en día solo conocemos la libertad y la igualdad; el simple hecho de recordarnos que hace poco las mujeres no eran consideradas como personas jurídicamente hablando (como nos recordó Urbano), dice mucho de la magnitud de la reforma del Vaticano. Como joven es difícil imaginar que hace tan poco tiempo la Iglesia fuera tan diferente porque solo hemos vivido esta época de más libertad, siempre ha habido una Biblia en nuestra casa…

Después nos separamos en pequeños grupos para hacernos preguntas sobre el Concilio y sobre la Iglesia actual. Ésta fue para mí una buena forma de analizar a la Iglesia y a la celebración litúrgica.  La verdad es que me llevé una buena idea, también cortesía de Urbano: “La Misa proviene de la palabra Missio, de misión, para representar que la misión del cristiano era poner en práctica durante la semana aquellas enseñanzas dadas en el Evangelio”. Aunque también me llevé la visión crítica de aquellas personas que según acaba la Santa Misa, se pelean por salir del aparcamiento, o realizando malos actos en general (Yo me quedé con la imagen de un banquero que al lunes siguiente estaría desahuciando a una familia). Esto nos llevó a hablar de la idea de que se puede ser una buenísima persona pero no asistir a la liturgia o no ser creyente,  y su opuesto: la persona que solo asiste como si fuera un acto social, esperando que la vean allí, en primera fila, y que después puede no cumplir con los valores del cristianismo. Todas estas ideas u otras que brotaron en otros grupos fueron animadas por una serie de juegos colectivos que nos ayudaron a animarnos antes de la comida.

Después, y ahora abreviando, vimos la película “Prefiero el Paraíso” y Jose Miguel comentó las imágenes para que fuéramos más conscientes de lo que habíamos visto. En este momento, como mucha otra gente que estaba haciendo un esfuerzo para asistir a la convivencia, fui a casa a estudiar. Otra exquisita cena acompañado de buena gente, para dar pie a la oración.

Ya sabíamos que la noche sería larga, no solo por el cambio de hora, sino porque estaríamos despiertos hasta tarde, en un grupo reducido, haciéndonos preguntas que ayudarían a los demás a conocernos mejor, a ver nuestra visión del cristianismo, la Iglesia, y cuestiones aún más profundas, o no tanto: “¿Por qué separar por sexos las habitaciones si se presume que somos buenos chicos, y el objetivo de la convivencia es conocernos todos mejor?”, o “¿qué preguntarías si pudieras obtener la verdadera respuesta a una única pregunta?” (la pregunta sería: ¿por qué?).

Una corta noche. Una bonita exposición sobre los tiempos litúrgicos. Y culminamos con una bonita Eucaristía en nuestro lugar de oración, con muchos padres. Algo tuvo que ver la Misa rociera en Las Lomas.

Y así acabó la convivencia, de donde todos salimos con nuevas ideas, amigos y ganas de ser mejores personas en “el mundo real”.

Manu

Fotos