¡¡¡Es verdad, el Señor ha Resucitado!!!
¡¡¡Verdaderamente ha resucitado!!!
Con gratitud por todo lo vivido en la pascua AyC en El Hornico (Jaén), va un saludo a todos los amigos/as.
Hemos celebrado a Cristo a la vez que nos uníamos a la conmemoración del 500 aniversario de la Reforma, acogíamos la llamada hecha a los jóvenes por el papa Francisco, con vistas al Sínodo de 2018, y nos hemos propuesto tener una hoja de ruta que nos ayude a creer con un corazón ecuménico, misionero.
Un grupo se adelantó para preparar las habitaciones en las que acoger a las 110 personas que han participado, de todas las edades. Construir la capilla para los tiempos de silencio y algunas celebraciones. La mañana del Jueves Santo terminamos de decorar los patios, la sala de rollos, el lugar destinado a los jóvenes que necesitaban estudiar, y dispuesto el comedor para iniciar con la comida del medio día la celebración del triduo pascual.
Gracia, Carmen, Paloma, Luz, Asun, Fede, Sofía, Daniel, Fernando, Inma, Santi, Paloma, Pituko, Alberto, Angélica, José Miguel … y tantos otros han hecho posible tres días de búsqueda y celebración. Cristo Resucitado expresándose en la entrega, en la aportación de cada uno/a, en la pequeña comunidad formada por todos desde el jueves hasta el domingo de Resurrección. Niños, adolescentes, jóvenes y adultos.
El retablo de telas compuesto como capilla nos ha permitido ilustrar ese lugar de oración, con fotos e iconos que remitían a lo esencial que celebramos cada jornada del triduo pascual: Reconocer los mapas desde los que buscamos un encuentro con Dios, Optar por no hacer sufrir, Caminar con una hoja de ruta en mi mochila, Creer con un corazón ecuménico.
La noche del sábado celebramos la Vigilia Pascual en cuatro momentos: Iniciamos la liturgia de la Luz en torno a la hoguera fuera de la casa. Caminamos portando la luz hasta el claustro-patio de la casa anunciando la LUZ DE CRISTO a la vez que iluminábamos la oscuridad de la noche. Entre danzas, silencios y oraciones escuchamos textos bíblicos para avivar la memoria de nuestra salvación, de la presencia de Dios a través del pueblo de Israel. Rezando la letanía de los santos ascendemos hasta la segunda planta, lugar de la capilla. Ahí celebramos el rito eucarístico y como acción de gracias presentamos buenas noticias de Pascua: las hojas de ruta de algunos jóvenes. Enviamos a Almudena, Clara y Esther como voluntarias a un proyecto en Bolivia. Nuestro amigo Bruno nos envío una carta comunicándonos que ha optado por entrar en el seminario diocesano de Valencia el próximo mes de septiembre. Y la presentación de los nueve jóvenes que optaron por constituir la Comisión Jóvenes AyC organizándose para tomar parte en la próxima Jornada Mundial de la Juventud.
Terminamos cantando y tomando un chocolate en este lugar desde donde el cielo tiene menos contaminación lumínica y es posible una foto tan sugerente como la que consiguió Antonio, nuestro amigo de Sevilla. El firmamento pleno de puntos de luz y la cruz del Resucitado en su centro. Una foto que junto con todo lo vivido, nos invita a decir ¡¡¡ VERDADERAMENTE HA RESUCITADO!!!
El domingo de Resurrección presentamos como una hoja de ruta para este año que se conmemoran los 500 años de la Reforma, los cinco imperativos ecuménicos propuestos en el capítulo sexto del documento DEL CONFLICTO A LA COMUNIÓN por la Comisión Luterano-Católico Romana sobre la Unidad. Cinco imperativos sobre los que proponemos volver a través de este año.
El primer imperativo: católicos y luteranos deben comenzar siempre desde la perspectiva de la unidad y no desde el punto de vista de la división, para de este modo fortalecer lo que mantienen en común, aunque las diferencias sean más fáciles de ver y experimentar.
El segundo imperativo: luteranos y católicos deben dejarse transformar a sí mismos continuamente mediante el encuentro de los unos con los otros y por el mutuo testimonio de fe.
El tercer imperativo: católicos y luteranos deben comprometerse otra vez en la búsqueda de la unidad visible, para elaborar juntos lo que esto significa en pasos concretos y esforzarse continuamente hacia esa meta.
El cuarto imperativo: luteranos y católicos deben juntamente redescubrir el poder del evangelio de Jesucristo para nuestro tiempo.
El quinto imperativo: católicos y luteranos deben dar testimonio común de la misericordia de Dios en la proclamación y el servicio al mundo.
Que este tiempo de Pascua nos inspire para vivir nuestra fe con un corazón ecuménico, misionero. Un buen acompañante será el documento DEL CONFLICTO A LA COMUNIÓN.
La Pascua en El Hornico han sido tres días compartiendo itinerarios que se abren como un camino nuevo. Entre las montañas de las Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas, el arroyo de Guazalamanco nos regaló su agua siempre limpia y alegre para renovar las promesas bautismales. Para invitarnos a integrar toda la Naturaleza en la fiesta de Cristo Resucitado.
¡Feliz Pascua de Resurrección!