Q.1. Decir Dios

Los tratados medievales de teología se organizan en capítulos llamados quaestiones, una palabra que deriva del verbo quaere (=querer). Una quaestio es el efecto del deseo liberado, una búsqueda, un querer, una investigación.

En la Summa Theologica de Sto. Tomás de Aquino, las primeras dos quaestiones son sobre la existencia de Dios y la posibilidad de la teología: si Dios existe y si es posible hablar de Él. Si ambas respuestas no son positivas no tiene ningún sentido continuar. Para la sociedad de los tiempos de Tomás (1225-1274), estas afirmaciones eran evidentes, no lo son para la nuestra.

Pero hay una cuestión previa que es presupuesto de estas dos: ¿qué queremos decir cuando decimos Dios? Los sicarios de Ben Laden cometieron los atentados de Nueva York y Washington en nombre de Dios. También las tropas norteamericanas en Afganistán invocan a Dios; ambos bandos tienen cuentas corrientes nominadas en dólares, cuyos billetes rezan "En Dios confiamos".

N. T. Wright, capellán de uno de los colleges de Oxford, cuenta que al entrevistarse con los alumnos nuevos de la universidad, hay quienes le comentan: "Mire, creo que no me va a ver mucho por aquí, es que no creo en Dios". A lo que el teólogo anglicano suele responder: "¡Oh, qué interesante! Dígame, ¿en qué Dios no cree Ud.?" El estudiante, cogido por sorpresa responde algo así como: "Pues un ser que desde arriba en el cielo vigila a los hombres, interviene ocasionalmente haciendo milagros, y finalmente castiga a los malos enviándolos al infierno y premia a los buenos con el cielo" A lo que Wright replica con humor: "No me extraña que no crea en un Dios así. Yo tampoco creo en ese Dios". Tras este intercambio, asegura el profesor, la conversación se vuelve menos tensa, más franca y profunda.

Incluso dentro de una misma cultura, distintas personas entienden distintas cosas cuando dicen "Dios", no digamos cuando se trata de distintas culturas. La palabra difícilmente está exenta de profundas connotaciones emocionales, incluso para una persona no-creyente. ¿Cómo ponernos mínimamente de acuerdo sobre el contenido de este término: "Dios"?

Les propongo abandonar por un momento el ámbito del lenguaje religioso con sus imágenes y metáforas para adoptar otro modo de pensar y de decir, la de la filosofía. A diferencia de la teología, que tiene como fuente de reflexión la experiencia religiosa, la filosofía es una reflexión racional sobre la realidad, que trata de responder desde la mera razón -si es que existe tal cosa- a las preguntas últimas de la existencia.

Las disciplinas que componen la filosofía abordan las cuestiones últimas que afectan al ser humano: "¿cómo podemos conocer?"= epistemología; "¿cómo debemos obrar?" = ética; "¿qué es el ser humano?" = antropología; etc. La más radical de estas disciplinas es la metafísica cuya pregunta es "¿qué es el ser?"

La metafísica no se pregunta cuál es la naturaleza de este ente o de ese otro, su objeto no son parcelas del ser. Su pregunta es "¿por qué el ser y no la nada?". Es decir por qué existe todo lo que existe en vez de no existir nada. El ser -la totalidad de lo que existe- es lo que suscita esta pregunta. El ser humano no puede menos de plantearse esta cuestión porque percibe la realidad como suspendida en el misterio.

Este misterio se hace especialmente patente en la experiencia de la caducidad. "Yo voy a llegar a no ser", y si esto fuera poco trágico: todo lo que existe va a dejar de existir. El segundo principio de la termodinámica diagnostica desde la Física que el ser está infectado por el no-ser: el desorden del universo crece sin cesar hasta que llegue a un estado de “muerte térmica”.

La angustia es la respuesta anímica al darnos cuenta de la contingencia del ser, es decir que el ser puede no-ser. Como decía Heidegger, ésta se nos revela "En la clara noche de la nada que es la angustia"

Pero también en los momentos de plenitud podemos tener una experiencia similar. Cuando lo real se nos presenta como un velo que esconde un Misterio mayor. "Rompe la tela de este dulce encuentro" -escribió San Juan de la Cruz.

Sin embargo, cuando la vida discurre en tesituras menos intensas, se llega a olvidar este asombro primordial.

Afirmar la existencia de Dios supone afirmar que "hay algo más de lo que hay". Lo cual es contradictorio. ¿Podemos aplicar el verbo "existir" a algo que existe fuera de lo que existe? Es decir, ¿podemos decir "Dios existe" o mejor deberíamos decir "Dios no existe"? Solo podemos hablar de Dios forzando el lenguaje más allá de sus límites. No es extraño, pues, que el lenguaje religioso se articule en metáforas.

La pregunta sobre Dios, pues, se fundamenta la pregunta sobre el ser ¿hay alguien o algo que sostenga el ser?¿O flota el ser sobre la nada? Santo Tomás respondía con aplomo medieval "es necesario que exista algo que sea necesario por sí mismo y que no tenga fuera de sí la causa de su necesidad, sino que esa causa de la necesidad de los demás, a lo cual todos llaman Dios" (Summa I, q.2, a.3). Pero el siglo XXI replica al maestro: es necesario que exista porque si no todo sería fútil, pero, ¿y si lo es?

No es baladí afirmar o negar la existencia de Dios. Nunca es, además, una cuestión meramente intelectual. Lo que nos jugamos es si hay lo que hay o hay algo más que sostiene y da sentido a la existencia, un garante de sentido más allá de toda posibilidad de sinsentido.

El ser humano ha venerado siempre esa dimensión de misterio que la misma realidad le presenta a través de ritos religiosos. Si hay un algo o alguien detrás de la realidad no tengo más remedio que vérmelas con él.

En la experiencia de Abrahán, en la que se enraízan las tres religiones monoteístas del planeta, este Misterio se descubre como un Tú con quien establezco una relación personal, una relación personal que me personaliza. Pero de esto, hablaremos en la próxima conferencia.

Durante el debate

 En el turno de preguntas que siguió a la conferencia se plantearon interesantes cuestiones.

-         Una señora preguntó sobre el problema del mal, el gran argumento contra la existencia de Dios. Si Dios es bueno y omnipotente, ¿cómo puede existir el mal? O bien Dios quiere eliminar el mal pero no puede (con lo que Dios no sería omnipotente) o puede pero no quiere (Dios no sería bueno). Se respondió que no había una solución lógica. Una solución existencial es el abandono confiado en Dios quien sostiene el misterio de lo real. La cuestión, obviamente, no está cerrada

-         Otra persona hizo una interesante aportación sobre la manipulación del nombre de Dios

-         Otra intervención: “¿Por qué la presente generación es menos religiosa que las anteriores?”

Preguntas para la reflexión

§ En tu opinión, en nuestra sociedad, ¿ocupa Dios un lugar relevante en la vida de la gente? ¿Por qué la presente generación es menos religiosa que las anteriores? (bueno, ¿lo es?)
§ ¿Conoces algún caso en que una imagen de Dios bloquea el acceso a una experiencia de Dios?
§ ¿A qué suele referirse la gente -creyentes y no-creyentes- cuando dicen Dios? ¿Qué digo yo cuando digo Dios?

Bibliografía

HANS KÜNG, ¿Existe Dios?, Cristiandad, Madrid 1979. Probablemente el mejor libro aún hoy sobre las respuestas que se han dado a esta pregunta en la historia del pensamiento europeo. De lectura amena, pero muy gordo (casi 1000 páginas)

GEORGE STEINER, Nostalgia del Absoluto, Siruela, Madrid 2001. Un oyente la conferencia reclamó acertadamente mayor atención al pensamiento de los “maestros de la sospecha”: Marx, Freud, Nietzsche, Levi-Strauss. Este librito recoge 5 charlas radiofónicas del Premio Príncipe de Asturias de las Humanidades de este año que dan acertadas respuestas a los interrogantes planteados por estos pensadores. Un libro breve, asequible y profundo a la vez.

ANDRÉS TORRES QUEIRUGA, Recuperar la creación, Sal Terrae, Santander 1997. Entre los teólogos españoles pocos han profundizado tanto como este profesor de la Universidad de Santiago en el tema de Dios en la cultura de la modernidad. 293 páginas.

Si quieres aportar tu reflexión o hacer un comentario o pregunta escribe a: ademingo@iscm.edu

© Alberto de Mingo Kaminouchi, 2001. Permitida la reproducción siempre que se indique origen: http://www.acogerycompartir.org/quaestiones