Acoger y Compartir | Fragmentos escogidos de Thomas Merton |
FRAGMENTOS ESCOGIDOS DE THOMAS MERTON, MONJE CISTERCIENSE
(Prades 1915-Bangkok 1968) DEL LIBRO LAS
LÁGRIMAS DE LOS LEONES CIEGOS (1949) EL DESPERTAR DE SAN
JUAN BAUTISTA (versión de Luis Alonso
Schökel) A la vocación contemplativa ¿Por qué huyes de las
playas sumergidas de Galilea, de las arenas y del
agua del espliego? ¿Por qué dejas el mundo
cotidiano, Virgen de Nazaret, los amarillos botes
pesqueros, las granjas, los patios olorosos a
vino, las bajas bodegas, las prensas de aceite,
las mujeres junto al pozo? ¿Por qué huyes de estos
mercados, de los jardines
suburbanos, de las trompas, de las
celosas azucenas, y lo dejas todo, tan
dulce entre los limoneros? A ninguna ciudad has
confiado las nuevas ocultas tras
tus ojos. Has sumergido la palabra
de Gabriel en pensamientos como lagos, has torcido hacia la
montaña pétrea, hacia regiones sin
árboles, Virgen de Dios, ¿por
qué tus vestidos son como velas? El día en que Nuestra
Señora, llena de Cristo, cruzó el umbral de su
pariente, ¿no se posaron sus
plantas ligeras, como oro sobre las losas del pavimento? Sus ojos, grises como
palomas, ¿no se posaron como la
paz de un nuevo mundo sobre aquellas casa, sobre la Isabel del
milagro? Su saludo canta en el valle de
piedra como una campana cartuja. Y San Juan, no nacido, despierta en el seno
materno, salta a los ecos del
descubrimiento. Canta en tu celda,
menudo anacoreta; ¿cómo la viste, en la
ciega tiniebla? ¿Qué sílaba arcana despertó tu fe joven a
esa loca verdad: que un infante no
nacido podía bañarse en el Espíritu de Dios? ¡Oh gozo quemante, qué mares de vida
plantó aquella voz! ¿Con qué nuevo sentido percibió tu sabio
corazón el Sacramento de Ella y conoció a su
enclaustrado Cristo? No te hace falta
elocuencia, muchacho silvestre, exultante en tu ermita. Tu éxtasis es tu
apostolado; para ti, patear es contemplata tradere. Tu gozo es la vocación
de los hijos escondidos de la Iglesia: los que por voto yacen
sepultos en el claustro o la ermita: el Trapense sin habla,
el gris granítico Cartujo, el sosegado Carmelita,
la descalza Clarisa, plantados en la noche
de la contemplación, sellados en la
oscuridad, esperando nacer. La noche es nuestra
diócesis, silencio nuestro ministerio, pobreza nuestra
caridad, desamparo nuestro hablar con lengua atada. Más allá de visión y
sonido, habitamos el aire, para ganar al mundo en
una experiencia impensable. Somos desterrados en el
confín remoto de la soledad, vivimos a al escucha. Con corazón atento a
los cielos incomprensibles, esperando el primer
redoble remoto de Cristo el Conquistador, plantados como
centinelas en la frontera del mundo. Pero en los días,
contados días, cuando nuestra Theótocos huyendo del próspero
mundo, aparece sobre nuestras
montañas, con sus vestidos como velas, entonces como el sabio
y el silvestre infante, Juan no nacido, incapaz
de ver nada, despertamos y
reconocemos la presencia virginal, recibimos a Cristo en
nuestra noche, con heridas de una
inteligencia, blanca como el relámpago. Refrescados en la llama
del oscuro fuego divino, lavados en su gozo,
como un vestido de llama nueva, ardemos como águilas,
en su invencible vigilancia, saltamos y brincamos de
alegría, retozamos en el seno,
nuestra nube, nuestra fe, nuestro elemento, nuestra contemplación,
nuestro cielo anticipado, mientras la Madre
Iglesia canta como un Evangelista. “NOTAS
PARA LA COMPRENSIÓN DEL COMPORTAMIENTO DE MERTON” (O PARA EL CASO, DEL MONJE),
DE ROBERT LAX (1988) (versión adaptada de
Fernando Beltrán) Su obra fue juego y su juego, fuego Su juego fue obra, y obra su obra: ambas fueron oración, su oración fue acción y
adoración. ¿Jugó con alegría? Sí, y con júbilo oró y
obró ¿Jugó con seriedad? Sí, y con seriedad rezó
y laboró. ¿Al mismo tiempo con
alegría y seriedad? Sí, ambas cosas a un
tiempo. Seria y alegre fueron
su plegaria, su vida y su obra. Seria y alegre su vida,
serio su juego y su fuego alegre. DEL LIBRO CONJETURAS
DE UN ESPECTADOR CULPABLE (1966) PLEGARIA Estar aquí en el
silencio de la filiación en mi corazón es ser un centro en el
que todas las cosas convergen en ti... Por eso, Padre, te pido
que me conserves en este silencio para que aprenda de él
la palabra de tu paz y la palabra de tu
misericordia y la palabra de tu
gentileza dicha al mundo; y que a través de mi
quizá tu palabra de paz se deje oír donde durante mucho
tiempo no ha sido posible que nadie la oyera. DE OCHO CANTOS DE
LIBERTAD (1964) ORACIÓN A LA CAÍDA DE
LA TARDE Señor, hasta ti levanto
abiertos y brillantes mis ojos llenos de fe en la noche. Tú eres mi solaz y
protección. Llévame de vuelta a
casa y recibe mi dulce
plegaria como el humo del
incienso, desde el fondo de mi
corazón que está libre a tu
cuidado. ORACIÓN POR LA PAZ LEÍDA EN EL CONGRESO NORTEAMERICANO EL
12 DE ABRIL DE 1962 Dios todopoderoso y
misericordioso, Padre de todos los
hombres, Creador y Señor del
universo, Señor de la historia, tus designios son
inescrutables, tu gloria es sin
mancha, tu compasión por los
errores humanos no se agota, ¡Nuestra paz descansa
en tu voluntad! Concédenos prudencia en
proporción a nuestro poder, sabiduría pareja a
nuestra ciencia, humanidad en la medida de nuestra riqueza y
nuestra fuerza. Y bendice nuestra
voluntad sincera de ayudar a todas las
razas y las gentes a viajar de forma
amistosa con nosotros por el camino de la
justicia, la libertad y la paz
duraderas. ¡Oh Dios santo y
misericordioso con los hombres: Concédenos buscar la
paz allí donde de verdad se encuentra! ¡En tu voluntad, Oh
Dios, reside nuestra paz! Amén. DEL LIBRO PENSAMIENTOS
DE LA SOLEDAD (1958) Señor, Dios mío, no
tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino
que hay ante mí. No tengo seguridad de
dónde acaba. No me conozco
realmente, y el hecho de que crea
que cumplo tu voluntad no significa que
realmente lo haga. Pero creo que el deseo
de agradarte te agrada realmente. Y espero no hacer nunca
nada aparte de ese deseo. Y sé que si hago eso,
tú me guiarás por el sendero recto, aunque yo no lo sepa. Por eso, siempre
confiaré en ti aunque parezca perdido
y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú
estás siempre conmigo, y no me dejarás que me
enfrente solo a mis enemigos. ORACIÓN DE CLAUSURA EN UNA CONFERENCIA ESPIRITUAL DE
CALCUTA (1968) LA VICTORIA DEL AMOR Oh Dios, somos uno
contigo. Tú nos has hecho uno
contigo Tú nos has enseñado que
si nos abrimos el uno al otro, moras en nuestro
interior. Ayúdanos a preservar
esta apertura y a luchar por ella con
todo nuestro corazón. Ayúdanos a darnos
cuenta de que no puede haber entendimiento allí donde hay rechazo
mutuo. Oh Dios, al aceptarnos
los unos a los otros de todo corazón, completamente,
plenamente, te aceptamos a ti, y te damos gracias, y
te adoramos, y te amamos con todo nuestro ser, porque nuestro ser está
en tu ser, y nuestro espíritu está arraigado en tu Espíritu. Llénanos pues de amor y
que el amor nos una cuando emprendamos
nuestros diversos caminos, unidos en este único
Espíritu que te hace presente en
el mundo y que te permite
testimoniar la realidad última que es el amor. El amor ha vencido. El
amor es victorioso. Amén. DEL PREFACIO A LA EDICIÓN JAPONESA DE LA MONTAÑA DE LOS SIETE CÍRCULOS (1963) Es mi intención hacer
de mi vida entera un rechazo y una protesta contra los crímenes y las
injusticias de la guerra y de la tiranía política que amenazan con destruir a
toda la raza humana y al mundo entero. A través de mi vida
monástica y de mis votos digo NO a todos los campos de
concentración, a los bombardeos
aéreos, a los juicios políticos
que son una pantomima, a los asesinatos
judiciales, a las injusticias
raciales, a las tiranías
económicas, y a todo el aparato
socioeconómico que no parece encaminarse sino a la destrucción global a pesar
de su hermosa palabrería en favor de la paz. Hago de mi silencio
monástico una protesta contra las mentiras de los políticos, de los propagandistas y
de los agitadores, y cuando hablo es para negar que mi fe y mi
iglesia puedan estar jamás seriamente alineadas junto a esas fuerzas de
injusticia y destrucción. Pero es cierto, a pesar
de ello, que la fe en la que creo también la invocan muchas personas que creen
en la guerra, que creen en la injusticia racial, que justifican como legítimas
muchas formas de tiranía. Mi vida debe, pues, ser
una protesta, ante todo, contra ellas. Si digo que NO a todas
esas fuerzas seculares, también digo SÍ a todo lo que es bueno
en el mundo y en el hombre. Digo SÍ a todo lo que es hermoso en la naturaleza,
y para que éste sea el sí de una libertad y no de sometimiento, debo negarme a
poseer cosa alguna en el mundo puramente como mía propia. Digo SÏ a todos los
hombres y mujeres que son mis hermanos y hermanas en el mundo, pero para que
este sí sea un asentimiento de liberación y no de subyugación, debo vivir de
modo tal que ninguno de ellos me pertenezca ni yo pertenezca a alguno de ellos. Porque quiero ser más
que un mero amigo de todos ellos me convierto, para todos, en un extraño. DEL DIARIO DE
ASIA (1968) El nivel más profundo
de comunicación no es la comunicación, sino la comunión. Sin palabras. Más allá de las palabras y más allá del
lenguaje y más allá del concepto. No es que descubramos
una nueva unidad. Descubrimos una unidad
antigua. Mis queridos hermanos,
nosotros ya somos uno. Pero imaginamos que no
es así. Y lo que hemos de
recuperar es nuestra unidad original. Lo que hemos de ser, es
lo que somos. DEL LIBRO LA
MONTAÑA DE LOS SIETE CÍRCULOS A LA MUERTE DE SU HERMANO (versión de Aquilino
Tur) Dulce hermano, en las
horas que no duermo, para tu tumba son mis
ojos flores; y si comer mi pan no
puedo, mis ayunos serán
almohadas donde moriste. Si en el calor no
encuentro agua para mi sed, manantiales mi sed te
hará, pobre viajero. ¿Dónde, en qué tierra
desolada y humeante yace tu pobre cuerpo,
perdido y exánime? ¿Y en qué paisaje de
tragedia tu espíritu infeliz ha
perdido el camino? Ven, halla en mi
trabajo un lugar de descanso y en mis pesares posa
tu cabeza, o, más bien, llévate mi
vida y sangre y cómprate un lecho
mejor... o llévate mi aliento y
llévate mi muerte y cómprate un mejor
reposo. Cuando los hombres de
guerra estén caídos y hundidas en el fango
se hallen las banderas, aún dirán a los hombres
tu cruz y la mía que murió Cristo en
cada uno, por los dos. Pues en tu abril
náufrago, Cristo yace muerto, y llora Cristo en mi marchita primavera: de cuyo llanto los
valores bajarán hacia tu mano
desvalida, para proporcionarte el
retorno a tu reino: el silencio de cuyas
lágrimas caerá cual campanadas en tu
tumba extraña. Escúchalas y ven: te
llaman a la patria. DEL LIBRO LA
MONTAÑA DE LOS SIETE CÍRCULOS CANCIÓN PARA NUESTRA
SEÑORA DEL COBRE (CUBA) (versión de José Mª
Valverde) Las niñas blancas alzan
la cabeza como árboles, las niñas negras van reflejándose como
flamencos en la calle. Las niñas blancas
cantan, agudas, como el agua, las niñas negras hablan
silenciosamente como la arcilla. Las niñas blancas abren
los brazos como nubes, las niñas negras
cierran los ojos como alas: los ángeles hacen
reverencias como campanas, los ángeles alzan la
mirada como juguetes, porque las estrellas
del cielo están en corro: y todos los trozos del
mosaico de la tierra se levantan y escapan
volando como pájaros. |
Copyleft. Acoger y Compartir. 16 Enero, 2006 |