Pertenecer a la Iglesia
PERTENECER A LA IGLESIA LLEVA CONSIGO ACEPTAR LA COMPAÑÍA DE CANALLAS,
DE GENTE BELICOSA, DE FARSANTES, PEDERASTAS, ASESINOS, ADÚLTEROS,
E HIPÓCRITAS DE TODO TIPO.
AHORA BIEN, EN LA IGLESIA TAMBIÉN ESTÁS SIEMPRE ACOMPAÑADO POR LOS SANTOS,
Y EN ELLA TE IDENTIFICAS CON LAS PERSONAS MÁS SUBLIMES:
GENTE LLENA DE UN ESPÍRITU HEROICO Y DE UN ALMA TAN BELLA COMO ÚNICA.
LA IGLESIA TE ACERCA ADEMÁS A LO MEJORCITO DE TODOS LOS TIEMPOS,
DE TODAS LAS NACIONES, DE TODAS LAS RAZAS, Y DE TODOS LOS GÉNEROS.
PERTENECER A LA IGLESIA SUPONE CARGAR CON LAS MARCAS,
TANTO DEL PECADO MÁS ABOMINABLE, COMO DEL HEROÍSMO ESPIRITUAL MÁS SUBLIME,
YA QUE LA IGLESIA SIGUE MOSTRANDO LA MISMA IMAGEN QUE NOS OFRECIÓ
YA DESDE EL COMIENZO:
EN LA CRUCIFIXIÓN, DIOS COLGADO ENTRE DELINCUENTES.
RONALD ROLHEISER, “THE HOLY LONGING”