Buenas noticias desde Meki

La vida de cualquiera de nosotros esta llena de altibajos, de momentos en los te sientes inmensamente feliz y llena de vida y otros en los que el corazón se te encoge y la tristeza a penas te dejar respirar.  Y eso nos pasa a todos estemos donde estemos, sin importar el punto del mapa en el que vivamos.

Esta mañana he empezado  a escribir este mail que está lleno de buenas noticias.  Aunque Quizás mejor noticia y nás importante que contaros es que ya son 36, 36 niños los que viven con nosotros en Meki.  Hace una semana llegó Selam, una niña de 12 años que por aquí llamamos “Tiliku Selam”, vamos Selam la grande, para distinguirla de la pequeñaja que ya vivía aquí.

Selam es huérfana de padre y madre desde hace varios años, hasta ahora ha vivido con su hermana mayor en Zway y las Hermanas Salesianas de Zway han estado ayudándolas todos estos años desde que se quedaron huérfanas.  Este año la hermana mayor de Selam, Rahel, tenía la oportunidad de ir a la universidad pero para ello tenía que dejar a su hermana sola. Así que a través de las Salesianas, Selam ha llegado hasta nosotros.  Se está adaptando fenomenal, y la verdad es que, como siempre que llega un niño nuevo, el resto de niños ayudan mucho a que se sienta como en casa.  Otra de nuestras niñas (Bezawit) va al mismo curso que ella, y cada tarde puedes encontrarlas juntas haciendo los deberes.  Y Engeda y Elsa, ya han venido varias veces a pedirme las cosas que va necesitando Selam y que ella no se atreve a pedir.  Desde el primer día participa en las tareas de la casa y quizás lo que peor lleve es tener que habar con nosotros en inglés, pero seguro que en unos pocos meses se lanza.  Los más pequeños la llaman cada vez que la ven por ahí, como si fuera un juguete nuevo al que quieren conocer bien.  En fin, que se la ve feliz.

Otra de las cosas importantes que han pasado en estos últimos meses es que hemos abierto la guardería!!  Ahora mismo tenemos 14 niños de fuera y 4 de nuestros niños menores de 4 años.  Las dos primeras semanas fueron una locura, muchos lloros y muchas conversaciones con las madres para que unos y otros fuéramos cogiendo el ritmo de la guardería. Pero la verdad es que esta yendo mejor de lo que esperábamos.  Rocío una de nuestras voluntarias se encargó de la preparación de la guardería antes de abrir y ahora Carmen es la que se esta encargando de ponerla en marcha y de dar los primeros pasos junto con las trabajadoras locales.  Hemos intentado elegir las familias que más lo necesitaban, buscando entre los más pobres de nuestro alrededor y  dando prioridad a madres que estuvieran solas y que no tuvieran a nadie con quien dejar a sus niños.  Los niños que hemos elegido tienen entre 6 meses y 4 años de edad, aunque hemos hecho una excepción con Amanuel, que tiene 7 años pero debido a una parálisis cerebral  y a la falta de estimulación tiene la movilidad de un niño de 1 año y el tamaño de un niño de 4; aunque es listo como él solo.

La guarde nos da cada día más alegrías y ver como los niños van aprendiendo y como las madres se van involucrando poco a poco es una satisfacción.  En sábados alternos tenemos “escuela de madres” y vamos haciendo pequeños cursos con ellas en temas de higiene, salud y educación de los niños, etc.  Hace dos fines de semana tuvimos una clase práctica de cómo bañar a los niños de esas edades, usando materiales y productos que pueden encontrar en Meki, montamos una bañera improvisada en el aula y de modelo cogimos a una de nuestras niñas, Yudit, para que las madres vieran como tenían que hacerlo.

En cuanto a la clínica, el número de niños que van pasando por ella no deja de aumentar, ya son más de 3000 niños de Meki y alrededores.  El hospital de Gambo sigue siendo nuestro punto de apoyo al que derivamos todos los casos que nosotros no podemos tratar en la clínica, aunque también hemos tenido que mandar algunos niños a hospitales de Addis Abeba, porque necesitaban tratamientos especiales que ni siquiera tienen en Gambo, como un niño al que tuvieron que operar por un tumor en un ojo, o una niña a la que había que operar de una fístula, o algunos de los niños con patologías cardiacas que tienen que hacer el seguimiento en Addis.  No quiero dejar de hablar de la clínica sin mandar un abrazo y mil GRACIAS a Ana Gil, la pediatra que nos ha acompañado durante 5 meses y que tanto trabajo y cariño nos ha regalado a nosotros y a todos los niños de Meki.

Hace un par de semanas hicimos la primera visita a algunas de las familias que están dentro del programa de “huérfanos externos”.  Con este programa queremos ayudar a 200 niños huérfanos o en situación vulnerable.
Ofrecemos una ayuda para los niños y las familias que los acogen para educación, alimentación y salud principalmente y lo coordinamos con los trabajadores sociales del Vicariato.  En nuestra visita conocimos a 3 de esas familias, estuvimos en sus casas hablando con los responsables de cada niño (como fue en horario lectivo los niños estaban en el cole, buena señal).  Fue una mañana preciosa, sobre todo nuestra primera parada, en la que tomamos café con la abuela de uno de los niños que tenemos apadrinados, una abuela muy abuela, de esas a las que tienes que buscarle la cara entre las arrugas, pero una sonrisa desdentada que iluminaba la habitación de cuatro metros cuadrados que era su casa.

Como veis muchísimas cosas buenas, muchas alegrías y muchos motivos por los que seguir trabajando.  Y aunque esta mañana cuando comencé este mail no había nada que nublara el día, nada que me encogiera el corazón, a eso de las 9 nos han llamado para decirnos que Brehanu, un niño que habíamos derivado a Addis Abeba porque tenía un tumor y había que tratar con quimioterapia, había muerto hacia apenas un par de horas.  Y de repente todo ha sido un poco menos luminoso y he pensado que no hacía ni una semana que habíamos visitado a Brehanu en el hospital y que él nos había regalado una sonrisa enorme y que yo le había prometido traerle un regalo de España para cuando se pusiera bueno.  Y aunque tengo mil razones para ser feliz, para sentirme llena y para seguir trabajando en Meki, hoy también he tenido una razón para llorar porque a veces llegamos tarde, porque si Brehanu hubiera acudido un poco antes a nosotros quizás su pronóstico hubiera sido distinto, porque si los niños de este país tuvieran hospitales con mejores medios quizás Brehanu no hubiera cogido la infección que finalmente se le ha llevado.

A pesar de todo me siento afortunada de que mi vida y la de Brehanu se hayan cruzado, aunque haya sido a penas un instante, un ángel más que tengo la suerte de conocer.

Besos a todos y atentos a los ángeles del camino,

Mar

Pd. No dejeis de visitar la web de la Fundación (www.fundacionpablo.org), podéis encontrar información del proyecto y ver fotos de la clínica, la guardería y el orfanato.