Funeral por el hermano
Jean-Phileppe de Taizé

El hermano Jean-Philippe falleció el 10 de noviembre de 2014 en la colina de Taizé. Estas palabras fueron pronunciadas en su funeral, celebrado el sábado 15 de noviembre

ORACIÓN DEL HERMANO ALOIS

Jesucristo, tú has vencido la muerte y estás misteriosamente presente junto a cada uno de nosotros. Tú nos permites estar en comunión con los que nos han precedido, y en particular con nuestro hermano Jean-Philippe. Tú nos lo diste como un testigo que ha hecho siempre confianza en ti. Hoy él se une a ti en la luz, tú lo recibes junto a ti y le dices: : « Servidor bueno y fiel, entra en el gozo de tu Señor. »
Espíritu Santo, tú nos llenas de esperanza. Así, incluso con un fe muy pequeña, nos atrevemos a decirte con nuestra vida: « ¡Cristo ha resucitado! »

PALABRAS DE HERMANO FRANÇOIS

Cuando la muerte golpea de una manera tan brutal, tan súbita, nos quedamos sin palabras, nos quedamos mudos. Pero como nos hemos reunido aquí, no podemos quedarnos callados, no podemos guardarnos para nosotros mismos todo el reconocimiento que debemos a este hermano Jean-Philippe que ha vivido en medio de nosotros.

Hermano Jean-Philippe ha estado en medio de nosotros como un hombre de gran delicadeza, extremadamente desinteresado en todo lo que se le había confiado, fiel, paciente, perseverante, concienzudo, y al mismo tiempo muy discreto sobre sí, pudoroso, atento a quienquiera que pasara por su camino y a aquellos por los que debía hacer alguna cosa.

En todas las cosas complicadas que se le habían pedido, tanto desde el punto de vista material como jurídico, e incluso espiritual, fue un hombre justo y seguro. Ha sido maravilloso para aquellos que le habían pedido que los acompañara.

Hermano Jean-Philippe trabajó mucho pero – éste era una de las gracias de su carácter – siempre tenía tiempo también para lo que era gratuito, amaba lo bello, confiaba a menudo a tal o cual entre nosotros un libro que nos pudiera gustar. Hacía que estuviéramos atentos a todo lo que es bello en la creación, y también a todo lo que es bueno.

Otros sabrán decir mejor que yo lo que hermano Jean-Philippe ha sido y yo no quiero ni siquiera intentarlo. Lo que cuenta en este momento es no quedarnos en el exterior de su persona sino fijarnos en que, si él ha sido tan fiel y justo en medio de nosotros, es porque ha guardado el fondo de sí mismo abierto a Dios.

Un profeta del Antiguo Testamento, que vivió en tiempos extremadamente conflictivos, con una grandísima inseguridad, dijo una vez: el justo vivirá por su fe (Habacuc 2,4). Jean-Philippe ha sido el hombre que, en medio de todo, permaneció abierto a Dios, dejando que entrara en su vida el punto de vista de Dios: Dios en el origen, Dios en el fin, Dios también misteriosamente presente en el itinerario de cada uno, Dios que habita cada corazón humano.

Así vivió hermano Jean-Philippe en medio de nosotros, con una discreción extrema y un gran pudor. Ha sido para muchos un hombre sólido, sólido porque siempre estaba presente cuando se le necesitaba. Yo ya siento ahora, solo una semana después, lo mucho que le echaremos de menos.

Pero podemos dar gracias a Dios de haber permitido que un hombre profundamente bueno ilumine la vida de los que intentamos permanecer juntos.

Sí, el justo vivirá por su fidelidad, vivirá junto a Dios porque ha sido fiel y porque ha creído.