Acoger y Compartir ¿Quién fue María Magdalena?
 

A partir de los años 70, diversas obras de ficción han presentado a María Magdalena como la novia o la esposa de Jesús. Así sucede en películas como Jesucristo Superstar, de Norman Jewison (1973), o La Última Tentación de Cristo, de Martin Scorsese (1988). En la novela de Dan Brown, El Código Da Vinci (2003), se especula con un linaje secreto de descendientes del matrimonio de Jesús con la Magdalena.

La representación de la Magdalena como mujer sensual -prostituta arrepentida- está a la base de algunas de estas ficciones. Pero esta imagen es fruto de una confusión. A partir del siglo VI, la iglesia romana identificó en una misma persona a tres mujeres que los evangelios presentan como distintas: la mujer pecadora que unge con perfume los pies de Jesús en casa de Simón el fariseo (Lucas 7,36-50); María de Betania, que tiene un gesto semejante con Jesús en su propia casa seis días antes de su muerte (Juan 12,1-11); y María de Magdala, discípula de Jesús presente en su crucifixión, y la primera persona en anunciar a los demás discípulos que Cristo ha resucitado (Juan 19,25; 20,1-18).

Las iglesias orientales siempre consideraron intolerable que se denigre el pasado de esta mujer “apóstol de los apóstoles”. La Iglesia Católica se ha desmarcado hoy de una larga tradición que representó a la Magdalena como pecadora arrepentida, y que inspiró a maestros como Tiziano o El Greco. En la reforma del Misal de 1969, se eliminó de la liturgia católica toda referencia a los pecados de María Magdalena o a su condición de penitente.

A mediados del siglo XX, un nuevo dato sobre las supuestas relaciones de Jesús y María irrumpió en escena: en 1945, en los alrededores de la ciudad egipcia de Nag Hammadi, unos campesinos desenterraron por casualidad un jarrón que contenía 13 códices escritos en lengua copta. Parte del códice decimotercero sirvió para calentar la cena de sus descubridores aquella noche, pero los otros sobrevivieron y se dieron a conocer. Los legajos revelaron ser escritos de los gnósticos, un movimiento cristiano heterodoxo que floreció entre los siglos II y III. Entre estos libros están los evangelios apócrifos de Tomás y de Felipe. En el evangelio de Felipe podemos leer: “La sabiduría denominada ‘estéril’ es la madre de los ángeles. Y la compañera del Salvador es María Magdalena. El Salvador la amaba más que a todos los discípulos, y la besaba frecuentemente en la *****” (NHC II, 63). La palabra que he sustituido por asteriscos resulta ilegible por un defecto en el papiro. Hans-Martin Schenke, el primer editor del texto, supuso que “boca” (tapro) sería el contenido más apropiado para esta laguna, pero otras propuestas han sido “mejillas” (ouooche) y “frente” (tejne).

Para bien o para mal, los científicos son más cautos que los novelistas o los directores de cine. La mayoría de los estudiosos no cree que esta afirmación del evangelio de Felipe pueda remontarse hasta el Jesús histórico. Son probablemente reflexiones simbólicas de carácter esotérico nacidas en el siglo II o III. Karen King, profesora de la Universidad de Harvard especializada en la figura de María Magdalena, concluye: “No hay información histórica de ningún tipo que afirme que ni Jesús ni María Madgalena estuvieran casados, no digamos el uno con el otro. Cuando el argumento es el silencio, se puede saltar en cualquiera de las dos direcciones. Por un lado, ¿por qué no?, ¿por qué no podían tener relaciones sexuales? Pero por otro, ¿por qué cada vez que se ponen juntos a una mujer y a un hombre hay que pensar que hay sexo por medio?”

La tradición cristiana ha interpretado el silencio de las fuentes sobre el estado civil de Jesús como una afirmación su celibato, consagrado al Reino de Dios. Hay una enigmática frase de Jesús que da pie a ello: “Porque hay eunucos que así nacieron desde el seno de su madre, y hay eunucos que fueron hechos eunucos por los hombres, y también hay eunucos que a sí mismos se hicieron eunucos por causa del reino de los cielos” (Mateo 19,12). Parece ser que Jesús se defendía así del insulto “castrado” con el que sus enemigos censuraban su decisión de no casarse y su comportamiento poco “macho” con las mujeres. Como Jesús, multitud de monjes y monjas de diversas religiones entendieron y entienden la abstinencia sexual como una forma de dedicar todas las energías vitales a la búsqueda de Dios; entre ellos pueden contarse los esenios de Qumrán, monjes judíos contemporáneos de Jesús, cuyo monasterio, a orillas del Mar Muerto, fue excavado entre los años 1951-62.

María Magdalena, discípula próxima a Jesús durante su vida, jugó, junto a otras mujeres, un papel protagonista en los inicios de la comunidad cristiana. Teólogas y teólogos trabajan hoy para que su importancia sea reconocida, no sólo para honrar la memoria histórica, sino para ayudar a transformar el papel actual de las mujeres en la Iglesia. No hay, sin embargo, motivos para creer que María Magdalena tuviera una relación romántica con Jesús. María sostuvo una posición destacada entre los discípulos de Cristo, ¿estamos preparados para aceptar que no necesitó casarse con el jefe?

Por cierto, la Iglesia Católica nunca hizo nada por ocultar los descubrimientos de Nag Hammadi o los de Qumrán. Todo lo contrario. La primera traducción al castellano de los evangelios de Tomás y de Felipe fue publicada en la sexta edición del libro “Los Evangelios apócrifos”, dirigida por Aurelio de Santos para la Biblioteca de Autores Cristianos, una conocida editorial católica. Esta obra sigue siendo la versión más completa de los apócrifos disponible en nuestra lengua. Desde 1997, pueden consultarse en español todos los documentos hallados en Nag Hammadi, gracias a la edición dirigida por Antonio Piñero.

Alberto de Mingo Kaminouchi

 
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9 Mayo, 2006
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