6 de abril. Tercer Domingo de Pascua

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PRIMERA LECTURA.

Lectura del Libro de los Hechos de los apóstoles 2, 14. 22-33.

El día de Pentecostés, Pedro, de pie con los Once, pidió atención y les dirigió la palabra: «Judíos y vecinos todos de Jerusalén, escuchad mis palabras y enteraos bien de lo que pasa.  Escuchadme, israelitas: Os hablo de Jesús Nazareno, el hombre que Dios acreditó ante vosotros realizando por su medio los milagros, signos y prodigios que conocéis.  Conforme al designio previsto y sancionado por Dios, os lo entregaron, y vosotros, por mano de paganos, lo matasteis en una cruz.  Pero Dios lo resucitó, rompiendo las ataduras de la muerte; no era posible que la muerte lo retuviera bajo su dominio, pues David dice: ‘Tengo siempre presente al Señor, con él a mi derecha no vacilaré.  Por eso se me alegra el corazón, exulta mi lengua y mi carne descansa esperanzada.  Porque no me entregarás a la muerte ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción.  Me has enseñado el sendero de la vida, me saciarás de gozo en tu presencia’.


Hermanos, permitidme hablaros con franqueza: El patriarca David murió y lo enterraron, y conservamos su sepulcro hasta el día de hoy.  Pero era profeta y sabía que Dios le había prometido con juramento sentar en su trono a un descendiente suyo; cuando dijo que ´´no lo entregaría a la muerte y que su carne no conocería la corrupción``, hablaba previendo la resurrección del Mesías.  Pues bien, Dios resucitó a este Jesús, y todos nosotros somos testigos. Ahora, exaltado por la diestra de Dios, ha recibido del Padre el Espíritu Santo que estaba prometido, y lo ha derramado.  Esto es lo que estáis viendo y oyendo.»

SALMO RESPONSORIAL.  Salmo 15.

Antífona: Señor, Tú me enseñarás el sendero de la vida.

Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti; yo digo al Señor: “Tú eres mi bien.”
El Señor es el lote de mi heredad y mi copa; mi suerte está en tu mano.

Bendeciré al Señor, que me aconseja, hasta de noche me instruye internamente. 
Tengo siempre presente al Señor, con él a mi derecha no vacilaré.

Por eso se me alegra el corazón, se gozan mis entrañas, y mi carne descansa serena. 
Porque no me entregarás a la muerte, ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción.

Me enseñarás el sendero de la vida,
me saciarás de gozo en tu presencia, de alegría perpetua a tu derecha.

SEGUNDA LECTURA. 

Lectura de la primera carta del apóstol San Pedro 1, 17-21

Queridos hermanos:

Si llamáis Padre al que juzga a cada uno, según sus obras, sin parcialidad, tomad en serio vuestro proceder en esta vida. Ya sabéis con qué os rescataron de ese proceder inútil recibido de vuestros padres: no con bienes efímeros, con oro o plata, sino a precio de la sangre de Cristo, el Cordero sin defecto ni mancha, previsto antes de la creación del mundo y manifestado al final de los tiempos por nuestro bien. Por Cristo vosotros creéis en Dios, que lo resucitó de entre los muertos y le dio gloria, y así habéis puesto en Dios vuestra fe y vuestra esperanza.

EVANGELIO. 

Lectura del Santo Evangelio según San Lucas 24, 13-35.

Dos discípulos de Jesús iban andando aquel mismo día, el primero de la semana, a una aldea llamada Emaús, distante unas dos leguas de Jerusalén; iban comentando todo lo que había sucedido.  Mientras conversaban y discutían, Jesús en persona se acercó y se puso a caminar con ellos.  Pero sus ojos no eran capaces de reconocerlo.

Él les dijo: «¿Qué conversación es esa que traéis mientras vais de camino?»
Ellos se detuvieron preocupados.  Y uno de ellos, que se llamaba Cleofás, le replicó: «¿Eres tú el único forastero en Jerusalén, que no sabes lo que ha pasado allí estos días?»

Él les preguntó: «¿Qué?»

Ellos le contestaron: «Lo de Jesús, el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y palabras, ante Dios y ante todo el pueblo; cómo lo entregaron los sumos sacerdotes y nuestro jefes para que lo condenaran a muerte, y lo crucificaron.  Nosotros esperábamos que él fuera el futuro liberador de Israel.  Y ya ves: hace dos días que sucedió esto.  Es verdad que algunas mujeres de nuestro grupo nos han sobresaltado: pues fueron muy de mañana al sepulcro, no encontraron su cuerpo, e incluso vinieron diciendo que habían visto una aparición de ángeles, que les habían dicho que estaba vivo.  Algunos de los nuestros fueron también al sepulcro y lo encontraron como habían dicho las mujeres; pero a él no lo vieron.»

Entonces Jesús les dijo: «¡Qué necios y torpes sois para creer lo que anunciaron los profetas!  ¿No era necesario que el Mesías padeciera esto para entrar en su gloria?» Y, comenzando por Moisés y siguiendo por los profetas, les explicó lo que se refería a él en toda la Escritura.

Ya cerca de la aldea donde iban, él hizo ademán de seguir adelante; pero ellos le apremiaron, diciendo: «Quédate con nosotros, porque atardece y el día va de caída.»
Y entró para quedarse con ellos.  Sentado a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio.  A ellos se les abrieron los ojos y lo reconocieron.  Pero él desapareció.

Ellos comentaron: «¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras?»

Y, levantándose al momento, se volvieron a Jerusalén, donde encontraron reunidos a los Once con sus compañeros, que estaban diciendo: «Era verdad, ha resucitado el Señor y se ha aparecido a Simón.» Y ellos contaron lo que les había pasado por el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.

Comentario a la Palabra

SI SE ABREN TUS OJOS,
NO TE QUEDARÁS EN EMAÚS

Caminar el día de Pascua … una jornada de cincuenta días … que se despliega a través de toda nuestra vida. Nuestro tiempo es el del Resucitado.  Y el evangelio de hoy nos da pistas para un encuentro con Él.

Para los amigos de Acoger y Compartir esta semana está toda ella marcada por la Cena de Solidaridad que organiza Madrid.  Unas ochocientas personas nos reunimos este sábado para recordarnos los unos a los otros que SI SE COMPARTE HAY PARA TODOS.

En la pareja de Emaús nos vemos los cristianos que hemos tenido acceso a Jesús a través del testimonio de otros. Pertenecemos a la generación de la que se decía en la segunda lectura del pasado domingo: “No habéis visto a Jesucristo, y lo amáis; no lo veis, y creéis en él” (1Pe1,9). La realidad nueva de la Pascua hace posible, en el misterio, ese encuentro con Él.

El evangelista Lucas nos muestra cómo encontrarse con Jesús resucitado pese a las dudas y los desconciertos. Cuando la luz del día se aleja y nos falta visión, cuando rompemos los caminos hechos o damos un sentido a nuestra vida contrario al que le dábamos en otras etapas de seguimiento al Señor; cuando nuestras motivaciones pierden fuelle y nos batimos en retirada. Cuando la experiencia de la cruz nos desencaja la vida y se convierte en un obstáculo imposible de superar. Pese a eso, y también por eso, el encuentro es posible. Nada de esto impide que Jesús siga teniendo la iniciativa de salir a buscarnos.

Quizás dijimos eso de “nosotros esperábamos …” que se curara, que me perdonara, que superara esa crisis, que surgiera algo nuevo, que cambiara, que lloviera … y como no fue así… abandonamos a esa persona, al grupo, la comunidad, ciertos valores, la confianza, la Iglesia… para entrar en ámbitos que tampoco nos aportan la luz que buscamos, el sentido que necesitamos, la dicha que anhelamos, o simplemente para detenernos sin más cuestionamiento. Nada de esto impide que Jesús siga teniendo la iniciativa de salir a buscarnos.

Me gusta pensar que a veces nos busca hasta con humor. A los almerienses nos dolió muchísimo la siguiente frase, “para el Levante, ni una gota de agua”, dicha por un reconocido político. Pero hay realidades que no respetan regiones. Y así ha llegado hasta Barcelona la pertinaz sequía, generando un tabú en torno a la impronunciable palabra “trasvase”.  Y por aquello de que una cosa es estar en Jerusalén y otra huir a Emaús, los mapas cambian y la dirección de nuestros pasos también. Y como es verdad eso de que SI SE COMPARTE HAY PARA TODOS, estoy seguro que los almerienses que pedían AGUA PARA TODOS no van a impedir la salida de barcos cargados con agua de la desaladora de Carboneras (Almería) hacia Barcelona. Lo que no esperaba era  que el consejero de Medio Ambiente de la Generalitat, Francesc Baltasar, en unas declaraciones en El matí de Catalunya Ràdio, con motivo de los funerales por Cassià Maria Just, afirmara que le va a decir a la Virgen de Montserrat “saps que sóc agnòstic, però si pots fer alguna cosa, fes-ho”.  Hombre, por algo se empieza. Aunque no por proyectar hacia la Moreneta nuestras responsabilidades. Sí, se empieza por no negar las preguntas que nos interpelan sobre “lo que pasa”. ¿Eres tú el único que no se ha enterado  …?. Bueno, pues nada de esto impide que Jesús siga teniendo la iniciativa de salir a buscarnos.

Y es Jesús quien inicia el diálogo, quien genera sinergias para avivar la esperanza. En medio de una experiencia frustrante ayuda a abrir el corazón y la inteligencia para leer la realidad en otra clave. Los frustrados de Emaús no comprenden lo que ha sucedido porque entienden el mesianismo de Jesús en una única clave que no deja lugar al “siervo”, al servidor, al generador de fraternidad.

Hay Alguien que acompaña nuestras vidas desde diferentes claves. Alguien a quien le interesan nuestros temas de conversación porque quiere dialogar con nosotros.  Es Jesús de Nazaret, el Cristo Resucitado, que una y otra vez toma la iniciativa de salir a nuestro encuentro como uno más.

Cuando consentimos en ese encuentro se hace posible un proceso de fe que va del corazón a la inteligencia pasando por la mirada. Y somos capaces de una petición hecha de pie, en la calle, pillada al aire, llena de deseo: ¡Quédate con nosotros!.

Y Él lo hace aunque se dé cuenta que lo que verdaderamente nos interesa es que llueva. Él facilitará otra oportunidad que nos abra al “nosotros”.

Cleofás y el otro (o la otra, o quizás Lucas) invitan, acogen, están dispuestos a compartir un poco de pan. Y cuando se comparte hay para todos. De ahí la sobreabundancia del encuentro: redescubrirle a Él.

Por cierto, los de PAN NATURAL no han querido cobrar los ochocientos panecillos que se van a entregar en la cena de solidaridad de Madrid. Ocurrió igual en la cena de Granada.

Los 172 niños de la escuela-comedor que dos misioneros redentoristas están sosteniendo en Tchirozèrine (Níger), van a poder seguir teniendo acceso a la cultura y la comida el próximo curso. 1.700 personas han decidido compartir. Será también una manera de decirle a nuestros amigos misioneros Nicolás y  Philippe que no están solos, que la causa por la que están poniendo en juego sus vidas tiene sentido. Su testimonio abre nuestros ojos, nos ayuda a reconocer a Jesús vivo en el samaritano que sirve, nos llama a volver a la comunidad eclesial.

Ojalá también se renueve nuestro proceso de fe en la persona de Jesús, en la vivencia de la eucaristía, en la comunidad eclesial. Ojalá decidamos volver a Jerusalén para afirmar: ¡Ha Resucitado y lo hemos reconocido al partir el pan!
¡Ha Resucitado y nuestra conversación culminó en una comida común!.           ¡Ojalá se abran nuestros ojos! Y porque Él está vivo, abandonemos Emaús para servir a la vida.