4 de enero.
Domingo II después de Navidad

PRIMERA LECTURA.

Lectura del libro del Eclesiástico 24, 1-2. 8-12.

La sabiduría se alaba a sí misma, se gloría en medio de su pueblo, abre la boca en la asamblea del Altísimo y se gloría delante de sus Potestades.

En medio de su pueblo será ensalzada, y admirada en la congregación plena de los santos; recibirá alabanzas de la muchedumbre de los escogidos y será bendita entre los benditos.

El creador del universo me ordenó, el Creador estableció mi morada: «Habita en Jacob, sea Israel tu heredad.»

Desde el principio, antes de los siglos, me creó, y no cesaré jamás.

En la santa morada, en su presencia, ofrecí culto y en Sión me establecí; en la ciudad escogida me hizo descansar, en Jerusalén reside mi poder. Eché raíces entre un pueblo glorioso, en la porción del Señor, en su heredad, y resido en la congregación plena de los santos.

SALMO RESPONSORIAL.  Salmo 147.  

Antífona: La Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros.

Glorifica al Señor, Jerusalén; alaba a tu Dios, Sión:
que ha reforzado los cerrojos de tus puertas, y ha bendecido a tus hijos dentro de ti.

Ha puesto paz en tus fronteras, te sacia con flor de harina.
Él envía su mensaje a la tierra, y su palabra corre veloz.

Anuncia su palabra a Jacob, sus decretos y mandatos a Israel;
con ninguna nación obró así, ni les dio a conocer sus mandatos.

SEGUNDA LECTURA.

Lectura de la carta del apóstol San Pablo a los Efesios 1, 3-6. 15-18.

Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en la persona de Cristo con toda clase de bienes espirituales y celestiales. Él nos eligió en la persona de Cristo, antes de crear el mundo, para que fuésemos santos e irreprochables ante él por el amor. Él nos ha destinado en la persona de Cristo, por pura iniciativa suya, a ser sus hijos, para que la gloria de su gracia, que tan generosamente nos ha concedido en su querido Hijo, redunde en alabanza suya.

Por eso yo, que he oído hablar de vuestra fe en el Señor Jesús y de vuestro amor a todos los santos, no ceso de dar gracias por vosotros, recordándoos en mi oración, a fin de que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, os dé espíritu de sabiduría y revelación para conocerlo.  Ilumine los ojos de vuestro corazón, para que comprendáis cuál es la esperanza a la que os llama, cuál la riqueza de gloria que da en herencia a los santos.

EVANGELIO. (Breve)

Lectura del santo Evangelio según San Juan 1, 1-18.

En el principio ya existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios.

La Palabra en el principio estaba junto a Dios.

Por medio de la Palabra se hizo todo, y sin ella no se hizo nada de los que se ha hecho.
En la Palabra había vida, y la vida era la luz de los hombres.

La luz brilla en la tiniebla y la tiniebla no la recibió.

La Palabra era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre.

Al mundo vino, y en el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de ella, y el mundo no la conoció.

Vino a su casa, y los suyos no la recibieron. Pero a cuantos la recibieron, les da poder para ser hijos de Dios, si creen en su nombre.

Éstos no han nacido de sangre, ni de amor carnal, ni de amor humano, sino de Dios.
Y la Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria propia del Hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad.

Comentario a la Palabra

La respuesta está soplando en el viento

El “logos”, la Palabra que contiene en sí el sentido del Universo, su lógica y su proyecto. Ella existía en el principio.

Ya los primeros cristianos identificaron esta Palabra con la sabiduría primordial, la “sofía” de los griegos, la “jokmá” de los hebreos,  la inteligencia que el Antiguo Testamento presenta – como en la primera lectura de hoy – personificada  bajo la imagen de una mujer.

No es su figura como la del Pensador de Rodin, retorcido sobre sí mismo en el esfuerzo del pensar. Ella, la consejera de Dios, juega:

“Yo estaba a su lado como arquitecto, y yo era cada día su delicia: Jugando todo el tiempo en su presencia, recreándome en su orbe terrestre y encontrando mis delicias en los hijos de los hombres” (Proverbios 8,30-31).

La sabiduría canta, danza como el violín que va bordando las palabras de la Coral de Johann Sebastian Bach: “Vuestro amigo viene del Cielo glorioso, en gracia fuerte, en verdad poderoso”. (Cantata 140. 4º movimiento)

“¿Qué es la Sabiduría?” Preguntamos a la niña que baila mientras nos contempla con sus ojos oscuros.

“Que se llenen de luz los ojos de tu corazón para que puedas comprender”. Con este deseo del autor de la Carta a los Efesios, hecha oración, arrancamos un nuevo año.

“Que el Padre os dé el aliento de Sofía para conocerlo”. No se trata de estrujarse el cerebro sino de respirar, y abrir nuestros sentidos a una nueva presencia.

Dios es fuerte, pero su fuerza es gracia, que no fuerza a nadie. Es poderoso como verdad que brilla por sí misma, sin necesidad de que la defiendan.

La sabiduría juega y se deleita ante Dios.

¿Es responsable gozar mientras caen bombas  sofisticadas y misiles caseros en ambos lados de la frontera palestino-israelí? ¿Mientras millones pagan los platos rotos de una burbuja de la que no se lucraron con el desempleo o directamente el hambre?

¿Pero podríamos avanzar si nos prohibimos la espontaneidad de la danza, o nos cerramos a la felicidad que viene de lo inesperado?

El Hermano Alois, prior de la Comunidad de Taizé, ha escrito durante el Encuentro de Nairobi, que congregó en la ciudad africana a 7000 jóvenes, la Carta de Kenia, que ha sido presentado como material de reflexión para los jóvenes reunidos en el Encuentro Europeo de Bruselas y para los encuentros que tendrán lugar durante este año 2009.

En África, las pruebas no se llevan el sentido de la dignidad, particularmente perceptible entre los más pobres. Las dificultades de la vida no ahuyentan la alegría, la gravedad de las situaciones no excluye la danza. Son muchos los que se niegan a ceder a la desesperación. En primera línea se encuentran a menudo las mujeres, que asumen, con inventiva y perseverancia, tantas tareas en la familia y en la sociedad.

En su reflexión se atreve a sugerir:

Consintamos entonces en lo que somos o no somos, hasta asumir aquello que no hemos elegido, pero que forma parte de nuestra vida. Atrevámonos a crear incluso a partir de lo que no es perfecto. Y encontraremos una libertad. Incluso sobrecargados, recibiremos nuestra vida como un don y cada día como un hoy de Dios.

Los Magos están ya de camino, siguiendo la estrella. ¡Pongámonos también nosotros en marcha!

Entonces cada uno es invitado a interrogarse: ¿qué pasos se me pide dar ahora? No se trata necesariamente de « hacer más ». A lo que somos llamados es a amar más. Y como el amor tiene necesidad de todo nuestro ser para expresarse, hemos de buscar, sin demorarnos un minuto, cómo estar atentos a nuestro prójimo […] Allí donde el sufrimiento crece, se ve frecuentemente multiplicarse proyectos concretos que son otros tantos signos de esperanza.

No se trata de encontrar el camino de regreso a un pasado de prosperidad y frivolidad, sino de empezar a dar pasos hacia un futuro lleno de sentido y solidaridad. La solución no vendrá dejando que pase el 2009.

Porque, como dice la canción: “la respuesta, amigo mío, está ya soplando en el viento”