15 de marzo.
Tercer Domingo de Cuaresma

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PRIMERA LECTURA.

Lectura del libro del Éxodo 20, 1-17.

En aquellos días, el Señor pronunció las siguientes palabras: Yo soy el Señor, tu Dios, que te saqué de Egipto, de la esclavitud.

No tendrás otros dioses frente a mí. No te harás ídolos, figura alguna de lo que hay arriba en el cielo, abajo en la tierra o en el agua debajo de la tierra. No te postrarás ante ellos, ni les darás culto; porque yo, el Señor, tu Dios, soy un dios celoso: castigo el pecado de los padres en los hijos, nietos y biznietos, cuando me aborrecen. Pero actúo con piedad por mil generaciones cuando me aman y guardan mis preceptos.

No pronunciarás el nombre del Señor, tu Dios, en falso.  Porque no dejará el Señor impune a quien pronuncie su nombre en falso.

Fíjate en el sábado para santificarlo. Durante seis días trabaja y haz tus tareas, pero el día séptimo es un día de descanso, dedicado al Señor, tu Dios: no harás trabajo alguno, ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu esclavo, ni tu esclava, ni tu ganado, ni el forastero que viva en tus ciudades. Porque en seis días hizo el Señor el cielo, la tierra y el mar y lo que hay en ellos. Y el séptimo día descansó: por eso bendijo el Señor el sábado y lo santificó.

Honra a tu padre y a tu madre: así prolongarás tus días en la tierra que el Señor, tu Dios, te va a dar.

No matarás.  No cometerás adulterio.  No robarás.  No darás testimonio falso contra tu prójimo. 

No codiciarás los bienes de tu prójimo; no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su esclavo, ni su esclava, ni su buey, ni su asno, ni nada que sea de él.

SALMO RESPONSORIAL. Salmo 18.

Antífona: Señor, tú tienes palabras de vida eterna.

La ley del Señor es perfecta y es descanso del alma;
el precepto del Señor es fiel e instruye al ignorante.

Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón;
la norma del Señor es límpida y da luz a los ojos.

La voluntad del Señor es pura y eternamente estable;
los mandamientos del Señor son verdaderos y enteramente justos.

Más preciosos que el oro, más que el oro fino;
más dulces que la miel de un panal que destila.

SEGUNDA LECTURA.

Lectura de la primera carta del apóstol San Pablo a los Corintios 1, 22-25.

Hermanos:

os judíos exigen signos, los griegos buscan sabiduría; pero nosotros predicamos a Cristo crucificado: escándalo para los judíos, necedad para los gentiles; pero, para los llamados –judíos o griegos-, un Mesías que es fuerza de Dios y sabiduría de Dios.

Pues lo necio de Dios es más sabio que los hombres; y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres.

EVANGELIO.

Lectura del santo Evangelio según San Juan 2, 13-25.

Se acercaba la Pascua de los judíos, y Jesús subió a Jerusalén.  Y encontró en el templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas sentados; y, haciendo un azote de cordeles, los echó a todos del templo, ovejas y bueyes; y a los cambistas les esparció las monedas y les volcó las mesas; y a los que vendían palomas les dijo: «Quitad esto de aquí; no convirtáis en un mercado la casa de mi Padre.»

Sus discípulos se acordaron de lo que está escrito: «El celo de tu casa me devora.»
Entonces intervinieron los judíos y le preguntaron: «¿Qué signos nos muestras para obrar así?»

Jesús contestó: «Destruid este templo, y en tres días lo levantaré.»

Los judíos replicaron: «Cuarenta y seis años ha costado construir este templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?»

él hablaba del templo de su cuerpo.  Y, cuando resucitó de entre los muertos, los discípulos se acordaron de que lo había dicho, y dieron fe a la Escritura y a la palabra que había dicho Jesús.

as estaba en Jerusalén por las fiestas de Pascua, muchos creyeron en su nombre, viendo los signos que hacía; pero Jesús no se confiaba con ellos, porque los conocía a todos y no necesitaba el testimonio de nadie sobre un hombre, porque él sabía lo que hay dentro de cada hombre.

Comentario  a la Palabra

¿QUIÉN SE ATREVERÁ?

El evangelio de este domingo tercero de cuaresma nos muestra a Jesús lleno de cólera entre el templo y los mercaderes.

Todos sabemos ya que no hay que leer este texto en clave de “purificación”.  La cuestión es otra.

Dice san Juan que “se acercaba la Pascua de los judíos y que Jesús subió a Jerusalén”… Y encontró toda una movida en torno al Templo… hemos de pensar en miles de personas y, como en toda aglomeración, hemos de contar con la presencia policial tanto la del Templo como la de la presencia romana. En ese contexto, Jesús realiza un gesto profético que no hemos de exagerar. Es el evangelista quien quiere transmitirnos un mensaje: el templo ha perdido su validez, se ha cambiado su piedra angular.

El evangelista de este domingo enmarca esta acción en un contexto pascual… “porque se acercaba la Pascua”…  “y cuando resucitó de entre los muertos…”. En cuaresma, tomemos conciencia de que Dios habita en nosotros y nos impulsa hacia la Pascua.

Resucitado Jesús, Dios ha cambiado de morada. Vivimos una comunión con Dios a través de Jesucristo, de su cuerpo que es la Iglesia, no por ir a este oaquel templo. ¡Que la mirada no ha de estar en el templo sino en el ser humano!

Para el evangelista Juan el nuevo templo es Jesús resucitado: “Templo no vi ninguno, porque es su templo el Señor Dios Todopoderoso y el Cordero” (Ap 21,22). Jesús, siendo hombre, a través de la entrega de sí mismo por amor, ha hecho presente a Dios. El ser humano desde entonces se relaciona con Dios de otra manera.

Si el centro de la religión judía era “el templo” y los sacrificios que en él se realizaban, a partir del don de sí mismo hecho por Jesús… “a Dios ya no se le compra con sacrificios”.

Y una de las razones para que mataran a Jesús será esta desautorización del templo. “El fin del templo judío está ligado a la muerte de Jesús”.

La escena de la expulsión de los comerciantes del templo va a desencadenar la reacción de las autoridades. Habían encerrado a Dios en su templo y se creían sus dueños y propietarios. Pero Jesús les va a quitar esa exclusiva  ofreciéndoles una señal: el don de sí mismo en la cruz. Fuera del templo. En espíritu y en verdad. Donde a un excluido le va a decir: “Hoy estarás conmigo en el Paraíso”.

Y los cristianos comprendieron que Dios se hacía presente en todos los humanos. Hasta Pablo pregunta “¿No sabéis que sois templo del Espíritu?”.

Pero, ¿quién puede creerse hoy que Dios está en todos los humanos?

Hace unos domingos, grupos minoritarios se manifestaron en contra de los cambios que se preparan en la Ley de Extranjería. Según el anteproyecto, quienes acojan a personas en situación irregular podrán ser multados hasta con 10.000 euros. Van a prohibir la compasión con un emigrante.

Que se preparen los religiosos, las ONG, las redes de acogida que ayudan a los sin papeles…

Cada ser humano es el templo de Dios. Oprimir, despreciar, maltratar a cualquier persona es hacérselo a Jesucristo. Él perdió la vida en este combate.

El pasado miércoles, el cardenal estadounidense James Francis Stafford, penitenciario mayor, ha hecho un llamamiento a que los banqueros asuman sus responsabilidades en esta crisis financiera y económica y a que pidan perdón. Dijo: ”Esta crisis económica está arraigada en la falta de respeto, por parte de los líderes del mundo, a las demás personas. Los banqueros deben asumir sus responsabilidades morales y pedir de Dios el perdón de estos pecados complejos".

Y Bernard Madoff, acusado de una estafa de 50.000 millones de dólares, ha reconocido este jueves ante el juez Denny Chen su culpabilidad en 11 de los cargos que se le acusan: fraude con acciones en asesoría de inversión y en transferencia bancarias, fraude postal, declaraciones falsas y perjurio. Se le considera culpable de haber facilitado información falsa a la Comisión del Mercado de Valores y de haber robado fondos de inversión de trabajadores, al tiempo que se le atribuyen tres delitos de lavado de dinero.

¡Cuaresma! Hay templos profanados por quienes hacen ilegales los más dignos sentimientos humanos… y corren en auxilio de los que han hecho un ídolo del dinero. ¿Quién se atreverá? En cualquier lugar que se anuncie y viva  el escándalo de la Cruz como instrumento injusto de suplicio está el Templo de Dios. Y su culto se llama compasión, misericordia, amor humilde y fuerte. Es la silenciosa fuerza del don de sí.

Inmigrantes denuncian con vídeos la persecución policial que sufren a diario en nuestro país. Leer noticia y ver vídeos