3 de mayo. Cuarto Domingo de Pascua

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PRIMERA LECTURA

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 4, 8-12.

En aquellos días, Pedro, lleno de Espíritu Santo, dijo:

«Jefes del pueblo y ancianos:

Porque le hemos hecho un favor a un enfermo, nos interrogáis hoy para averiguar qué poder ha curado a ese hombre; pues, quede bien claro a todos vosotros y a todo Israel que ha sido el nombre de Jesucristo Nazareno, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de entre los muertos; por su nombre, se presenta éste sano ante vosotros.

Jesús es la piedra que desechasteis vosotros, los arquitectos, y que se ha convertido en piedra angular; ningún otro puede salvar; bajo el cielo, no se nos ha dado otro nombre que pueda salvarnos.»

SALMO RESPONSORIAL. Salmo 117

Antífona: La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular.

Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia. 
Mejor es refugiarse en el Señor que fiarse de los hombres,
mejor es refugiarse en el Señor que fiarse de los jefes.

Te doy gracias porque me escuchaste y fuiste mi salvación. 
La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. 
Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente.

Bendito el que viene en nombre del Señor, os bendecimos desde la casa del Señor. 
Tu eres mi Dios, te doy gracias; Dios mío, yo te ensalzo. 
Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia.

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la primera carta del apóstol San Juan 3, 1-2.

Queridos hermanos:

Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos!  El mundo no nos conoce porque no le conoció a él.

Queridos, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que seremos.  Sabemos que, cuando se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal cual es.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según San Juan 10, 11-18

En aquel tiempo, dijo Jesús: «Yo soy el buen Pastor.  El buen pastor da la vida por las ovejas; el asalariado, que no es pastor ni dueño de las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye; y el lobo hace estrago y las dispersa; y es que a un asalariado no le importan las ovejas.

Yo soy el buen Pastor, que conozco a las mías, y las mías me conocen, igual que el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; yo doy mi vida por las ovejas.

Tengo, además, otras ovejas que no son de este redil; también a ésas las tengo que atraer, y escucharán mi voz, y habrá un solo rebaño, un solo Pastor.

Por esto me ama el Padre, porque yo entrego mi vida para poder recuperarla.  Nadie me la quita, sino que yo la entrego libremente.  Tengo poder para entregarla y tengo poder para recuperarla: este mandato he recibido de mi Padre.»

Comentario a la Palabra

EL BUEN PASTOR, LAS ALERTAS,
EL LOBO Y  SU MANADA

¿Por qué este domingo cuarto de Pascua proclamamos el evangelio del Buen Pastor? Aparentemente no tiene nada que ver con el hecho de la Resurrección de Jesús, pero quizás sea sólo aparentemente.

En los últimos años se ha incidido mucho en la teología  de la resurrección. El crucificado es el resucitado. Pero cada vez se escuchan más voces críticas dentro de esa perspectiva para enriquecerla. Quedarse en el “culto al resucitado” es no comprender la verdadera fuerza del Cristo que Vive: Está vivo y da Vida. Si los cristianos no desplegamos esa vida estamos negando lo que teóricamente intentamos afirmar.

En el evangelio del Buen Pastor este es el tema principal: Da vida, entrega su vida a todos. Es una cuestión prioritaria en el evangelio de San Juan destacando que “da su vida”, en lugar de huir ante el lobo o su manada. Se contraponen el mercenario y el buen pastor. En el fondo hay una tensión, el silencio de una lucha.

Otros evangelistas nos narran al pastor que encuentra la oveja perdida y la pone sobre sus hombros como signo de la acogida que hace Jesús a todos los que la vida o la irresponsabilidad alejan de la comunidad de salvación. (Mt 18,12; Lc 15,3). Es la otra perspectiva del mensaje universal de salvación que encierra este texto.

Así podemos contemplar el evangelio de este domingo con una mirada tan abierta como la experiencia de Pascua. Es un texto profundamente católico por universal y ecuménico en su deseo de unidad y en el respeto a la pluralidad. No hay elegidos frente a excluidos. Lo que Jesús expresa es un amor que busca, un amor que perdona y ofrece la posibilidad de descubrir la vida que nos habita.

Se comprende que a Jesús lo apedrearan cuando hablaba en estos términos  ante los guardianes de la ortodoxia y la oficialidad.

Dice Jesús: “tengo otras ovejas que no son de este redil…” Jesús se siente vinculado a quienes están fuera de la estructura religiosa oficial. A la vez que se sitúa Él en el centro de la comunión válida con Dios. Que el lobo y su manada dispersen, dividan, generen temor, no quiere decir que triunfen. Él se entrega generando Vida más allá de los discursos oficiales y su impositivo poder.

La fuerza de este Buen Pastor no tiene nada que ver con la estética cursi a la que nos tiene acostumbrados cierta imaginería. Dicen los entendidos que debemos diferenciar entre dos palabras griegas: agathos y kalos. Parece ser que el evangelio de este domingo se refiere más a la excelencia que indicaría la palabra Kalos, que a la dulzura de agathos. El Buen Pastor sabe lo que se juega. La vida. Y todo el que viva una vinculación con Él participa de esta vida, pero también corre el riesgo del acoso del lobo o su manada. Y el lobo nos asusta amenazando no tanto con quitarnos la vida, que quizás la daríamos, sino lo que vale menos que la vida pero nos encierra, nos pliega sobre nuestros únicos intereses.

Dicho esto creo que es bueno destacar que hay que tener cuidado con las imágenes del texto de hoy. Como envejecen los mapas por la creación de nuevas carreteras, así ocurre también con las figuras literarias. A nadie nos gusta ser tratados como “ovejas”,  y mucho menos “borregos”, ni sentirnos “rebaño”. Ha costado mucho la conquista de todos los valores que nos ayudan a personalizar.

Y eso de los pastores pertenece a una cultura rural superada. A todo ser humano Dios confía otros seres humanos. La Vida del resucitado se despliega en todos … y el único, el excelente buen pastor es Jesús. Todos los demás somos hermanos. Entonces, no identifiques con el buen pastor a tu párroco, a tu obispo o al papa… se trata de uno mismo.

¿El lobo? Algunas veces es tan impredecible como el virus capaz de generar una pandemia. Contagia también a los que no están en contacto directo con el foco de la infección.

Seguro que nuestros amigos virólogos de la universidad de Granada tienen mucho que decir sobre esto. No tiene que ser sólo la OMS quien se haga preguntas. A todos nos afecta lo que pueda pasar si el virus H1N1 llega a Asia y se encuentra con el de la gripe aviar, el H5N1, dado que las condiciones de la población asiática se han demostrado especialmente favorables a la propagación de los virus gripales.

No vale responder: “Desgraciadamente, las consecuencias son peores en países con pobre situación e infraestructuras sanitarias. Las malas condiciones higiénicas e inadecuados sistemas de producción animal porque favorecen la aparición y propagación de los brotes”. Y no vale porque así habla el lobo.

Trabajemos por un mundo, por una Iglesia incluyente, respetuosa y abierta a las diferencias. Pero también despierta y vigilante ante los disfraces del lobo que viene como cordero.