3 de julio.
Domingo XIV del Tiempo Ordinario

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PRIMERA LECTURA.

Lectura de la profecía de Zacarías 9, 9-10.

Así dice el Señor: «Alégrate, hija de Sión; canta, hija de Jerusalén; mira a tu rey que viene a ti justo y victorioso; modesto y cabalgando en un asno, en un pollino de borrica.
Destruirá los carros de Efraín, los caballos de Jerusalén, romperá los arcos guerreros, dictará la paz a las naciones; dominará de mar a mar, del Gran Río al confín de la tierra.»

SALMO RESPONSORIAL. Salmo 144.

Antífona: Bendeciré tu nombre por siempre jamás, Dios mío, mi rey.

Te ensalzaré, Dios mío, mi rey; bendeciré tu nombre por siempre jamás.
Día tras día, te bendeciré y alabaré tu nombre por siempre jamás.

El señor es clemente y misericordioso, lento a la cólera y rico en piedad;
el Señor es bueno con todos, es cariñoso con todas sus criaturas.

Que todas tus criaturas te den gracias, Señor, que te bendigan tus fieles;
que proclamen la gloria de tu reinado, que hablen de tus hazañas.

El Señor es fiel a sus palabras, bondadoso en todas sus acciones.
El Señor sostiene a los que van a caer, endereza a los que ya se doblan.

SEGUNDA LECTURA.

Lectura de la carta del apóstol San Pablo a los Romanos 8, 9. 11-13.

Hermanos:

Vosotros no estáis sujetos a la carne, sino al espíritu, ya que el Espíritu de Dios habita en vosotros. El que no tiene el Espíritu de Cristo no es de Cristo. Si el Espíritu del que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros, el que resucitó de entre los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales, por el mismo Espíritu que habita en vosotros.

Así, pues, hermanos, estamos en deuda, pero no con la carne para vivir carnalmente. Pues si vivís según la carne, vais a la muerte; pero si con el Espíritu dais muerte a las obras del cuerpo, viviréis.

EVANGELIO.

Lectura del santo Evangelio según San Mateo 11, 25-30

En aquel tiempo, exclamó Jesús: «Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla. Si, Padre, así te ha parecido mejor.

Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.

Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera.»

Comentario a la Palabra:

PROFUNDA  GRATITUD

El evangelio de este domingo nos llama a encontrar descanso en Jesús. Y el inicio del mes de Julio nos predispone a las vacaciones. Esto es sentido de la oportunidad, aunque dudo que coincidan las razones. No obstante, ¡cómo necesitamos el descanso que Jesús propone!

No es la única afirmación que hace este evangelio, pero me parece necesario en este momento poner los ojos en esa llamada: "Venid a mi los que estáis cansados"...", según una traducción. En otra, la propuesta: "Acercaos a mí todos los que estáis rendidos y abrumados, que yo os daré respiro".

Esencial este encuentro con el Cristo que llama a tomar "respiro" en Él. Hospitalario, acogedor, sanante se nos ofrece como una experiencia mantenida en la que rehacernos, renovarnos, dilatar lo mejor que Dios ha puesto en cada uno de nosotros.

Jesús está ahí para que encontremos descanso en lo humilde que hay en su corazón, en su comunión con el Padre. Sí, lo que hay en Dios es humildad. 

El estilo de Jesús pasa por lo que hay en su corazón: fortaleza, capacidad para aligerar las cargas de la vida. El no defiende el facilismo que mantiene a las personas en la inmadurez, sino la fuerza que encontramos descansando con Él, para caminar con Él y los que con Él van.

Al responder a su invitación a descansar con Él podríamos escuchar el motivo de su acción de gracias: la revelación que Dios hace en los sencillos. El Dios de Jesús se revela en personas tenidas a menos. Es verdad que Dios no desprecia a nadie, a ninguno niega la revelación que propone, pero hay opciones, actitudes, que impiden experimentar esa revelación.

Los sencillos de que habla Jesús eran los mismos que experimentaban el desprecio de las autoridades religiosas de su tiempo. Pero Dios no desprecia a nadie. Él propone el estilo de Jesús que es transparente a la vez que arriesgado. Con frecuencia nosotros optamos por otro estilo, ese que fatiga, aleja, aliena, engríe.

Por eso podemos decir que esa revelación que aparece en la "gente sencilla" no la experimentan quienes tienen poder sea este religioso, político, económico, sexual o seductor y lo utilizan para "entristecer al Espíritu", para impedir la fraternidad.
No la traen los que preocupados por una pastoral de mantenimiento, ocupados en tener control, están asfixiando el espíritu. Los incapaces de trabajar por una comunidad de iguales, de fraternidad.

No, la experiencia de esa revelación no la alientan los religiosos que, por el poder de sus hechos, proponen vivir en sus comunidades como vecinos, que no como hermanos. Demostrando que la vida religiosa ha perdido su posibilidad de alternativa como "estilo de Jesús".

No, esa experiencia de revelación, no viene por quienes estos días niegan el Nihil Obstat a un libro de J. Antonio Pagola, acusándolo de que relativiza la verdad porque le interesa más la acción y por no afirmar la existencia del demonio. ¿Qué verdad? ¿Qué acción? ¡Qué demonios!

- ¿Acaso no son 4 los evangelios y por tanto nos ofrecen varias perspectivas? ¡Tanto miedo a la pluralidad!

- ¿Acaso para Jesús es posible la verdad sin acción? Y aquello de "no todo el que diga Señor, Señor ..."?

- ¿Qué negación del diablo hay en quien trabaja por curar, sanar, liberar, denunciar?
Él no acusa al que está rendido, agobiado, humillado... Él lo invita a lo más íntimo, a descansar con Él. Estos "menores", dice Jesús que son quienes pueden experimentar esa revelación de Dios. Y da gracias con gozo por ellos, hace una oración de profunda gratitud porque esas personas existen.

Hoy nos unimos a esa oración de profunda gratitud que hace Jesús porque existen y conocemos cristianos y no cristianos que con sus vidas nos hablan de este descanso en Dios, de esta revelación de Su existencia.

El Hijo quiere revelarse a todos, pero ¿pueden los engreídos, los que meten a Dios en definiciones y por eso se creen que lo poseen, pueden los soberbios, ser contados entre quienes están en la acción de gracias de Jesús?

Dice Jesús: "Bendito seas, Padre, por haberte parecido eso bien".

¿Serán los sabios y poderosos capaces de entrar en la intimidad de un Dios que se revela como experiencia de acogida para descanso de los otros? En pura gratuidad. En puro vaciamiento. ¡Como un hombre cualquiera!

¿Escuchamos a estas "gentes sencillas" en cuyo cansancio, hartazgo, falta de respiro, Dios se revela?

También en vacaciones podemos aproximarnos a Jesús, buscar el descanso en Él, pero que no nos sorprenda encontrarlo rodeado de todas estas gentes sencillas que buscan una comunidad de iguales y soportan esa sobrecarga para que otros encuentren respiro. ¿Te unirás a ellos?

Dichoso tú si ese encuentro, como a Jesús, te despierta gozo profundo y gratitud.
A Patricia, que estos días experimenta el cansancio por los caminos de tierra de Haití. A Rocío y Cristina que partirán para allá el próximo día 7. Al grupo de voluntarios que se preparan para realizar el próximo mes de agosto los Campos de Verano en Chateau y Fonfrede - Haití.

A todos los que no se alejan de Jesús cuando descubren a los sencillos que van con Él.
A todos, la alegría y la gratitud de un verano, de unas vacaciones, más plenas.