18 de diciembre.
Cuarto Domingo de Adviento

Versión PDF

PRIMERA LECTURA.

Lectura del segundo libro de Samuel 7, 1-5. 8b-12. 14a. 16.

Cuando el rey David se estableció en su palacio, y el Señor le dio la paz con todos los enemigos que le rodeaban, el rey dijo al profeta Natán: «Mira, yo estoy viviendo en casa de cedro, mientras el arca del Señor vive en una tienda.»

Natán respondió al rey: «Ve y haz cuanto piensas, pues el Señor está contigo.»

Pero aquella noche recibió Natán la siguiente palabra del Señor: «Ve y dile a mi siervo David: ‘Así dice el Señor:   ¿Eres tú quien me va a construir una casa para que habite en ella? Yo te saqué de los apriscos, de andar tras las ovejas, para que fueras jefe de mi pueblo Israel.  Yo estaré contigo en todas tus empresas, acabaré con tus enemigos, te haré famoso como a los más famosos de la tierra.  Daré un puesto a Israel, mi pueblo: lo plantaré para que viva en él sin sobresaltos, y en adelante no permitiré que los malvados lo aflijan como antes, cuando nombré jueces para gobernar a mi pueblo Israel. Te pondré en paz con todos tus enemigos, te haré grande y te daré una dinastía.  Y, cuando tus días se hayan cumplido y te acuestes con tus padres, afirmaré después de ti la descendencia que saldrá de tus entrañas, y consolidaré el trono de su realeza.  Yo seré para él padre, y él será para mí hijo.  Tu casa y tu reino durarán por siempre en mi presencia; tu trono permanecerá por siempre’. »

SALMO RESPONSORIAL. Salmo 88.

AntífonaCantaré eternamente las misericordias del Señor.

Cantaré eternamente las misericordias del Señor,
anunciaré tu fidelidad por todas las edades.  
Porque dije: «Tu misericordia es un edificio eterno,
más que el cielo has afianzado tu fidelidad.»

«Sellé una alianza con mi elegido,
jurando a David, mi siervo:
‘Te fundaré un linaje perpetuo,
edificaré tu trono para todas las edades’.»

Él me invocará: «Tú eres mi padre,
mi Dios, mi Roca salvadora.»  
Le mantendré eternamente mi favor,
y mi alianza con él será estable.

SEGUNDA LECTURA. 

Lectura de la carta del apóstol San Pablo a los Romanos 16, 25-27

Hermanos:

Al que puede fortaleceros según el Evangelio que yo proclamo, predicando a Cristo Jesús, revelación del misterio mantenido en secreto durante siglos eternos y manifestado ahora en los escritos proféticos, dado a conocer por decreto del Dios eterno, para traer a todas las naciones a la obediencia de la fe al Dios, único sabio, por Jesucristo, la gloria por los siglos de los siglos. Amén.

EVANGELIO.

Lectura del santo Evangelio según San Lucas 1, 26-38.

En aquél tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David; la virgen se llamaba María.

El ángel, entrando en su presencia, dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo; bendita tú eres entre las mujeres.»

Ella se turbó ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquél.

El ángel le dijo: «No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios.  Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús.  Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.»

Y María dijo al ángel: «¿Cómo será eso, pues no conozco a varón?»

El ángel le contestó: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios. Ahí tienes a tu pariente Isabel, que, a pesar de su vejez, ha concebido un hijo, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible.»

María contestó: «Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.»

Y la dejó el ángel.

Comentario a la Palabra:

¿CON QUÉ DERECHO … ?

Se cierra  el evangelio de este domingo con la frase: “Y la dejó el ángel”. En ese abandono se inició una historia de fe. La mujer mediterránea, judía, galilea, María de Nazaret, a la que habló el ángel del Señor, se quedó sola y a solas con las consecuencias de su acogida.

Dejar que Dios diga una palabra sobre nuestra  vida tiene  consecuencias. ¿Es algo así lo que hoy nos quiere decir este evangelio?. Cuando Dios habla siempre ocurre algo. Y este algo viene preñado de abandono y fecundidad.

María, sola, diciendo: “no se haga mi voluntad sino … “. Eso lo dijo el fruto bendito de su vientre. Antes que Él, Ella dijo:”hágase en mi según tu palabra”. Y desaparecieron los ángeles para que hiciera su propio camino.

Ante ella, lo inimaginable: la caída de todo lo viejo. Una transformación de la vivencia religiosa. El Dios distante en el que había sido educada  ahora elegía como templo su seno, el adentro de lo  humano, la persona como lugar de su presencia. “Lo que hacéis a uno de estos mis pequeños … “

Ni cedro, ni oro, ni títulos, ni templo, ni falsas seguridades. Una descendencia que tiene su origen en las humanas entrañas. Dios quiere ser acogido como “uno de tantos”, como un “hombre cualquiera”. Pasando por la soledad y el silencio del seno de una mujer.  Por la experiencia del abandono, no sólo de los ángeles sino hasta del mismo Dios.

María, abandonada por el ángel. Va de huída. Para Ella tampoco habrá sitio en la posada. Quiere parir el fruto bendito de sus entrañas, pero las puertas de las gentes que se dicen de bien están cerradas. El lugar de la acogida, la posada, se le niega.

Ella quiere alumbrar, pero se prefirieren las tinieblas. No obstante, los dos (Ella y quien en su seno lleva) abrirán las puertas a las mujeres y hombres de buena voluntad que elijan acogerlos. Brota una manera nueva de ser humanos.

Misterio de pobreza y pequeñez, de fuerza y de ternura. Resistencia humana ante aquellos que no quieren creer que Dios desea llamarse Enmanuel, con-nosotros. Carne humana. Entrañas. Compasión.

María, la abandonada, en plena noche, cual profeta, entregará para todos su Palabra hecha Carne Humana que salva.

Este domingo se cumplen 500 años del sermón que Fray Antón de Montesinos predicó, el cuarto domingo de Adviento, al hijo de Colón y los demás miembros de su corte en La Española, hoy Haití y República Dominicana.

Su palabra fue y es tan clara y fuerte que su eco ha llegado hasta nuestros días.  Aquel 21 de diciembre de 1511 el evangelio a comentar era el de la figura de Juan Bautista como “la voz que clama en el desierto”.

Iziar Bollaín, una mujer de hoy, nos lo ha recordado en su película TAMBIÉN LA LLUVIA.

A Fray Antón de Montesinos y a su comunidad no tardaron en sancionarlos. Se les prohibió predicar siendo como eran dominicos. Pero uno de los testigos de ese sermón, que entonces no era el Bartolomé de las Casas que ha llegado a ser, nos ha transcrito ese texto y ese gesto de toda una comunidad.  Bartolomé de las Casas dice que nadie se convirtió, pero él mismo no volvió a ser quien había sido hasta entonces.

Fray Antón de Montesinos se preguntaba “¿Con qué derecho …?” so capa de evangelización se machacaba a los indígenas para obligarlos cada vez más a responder a la voracidad de oro que esos españoles tenían. Antes que argumentar con el evangelio argumenta con “el derecho humano”. Y desde entonces sabemos que la evangelización supone el respeto y la ayuda a la promoción de los pueblos.

Lo que aquella comunidad de dominicos vieron fue el misterio para el que nos estamos preparando a celebrar: reconocer en todos los humanos a los hijos de Dios.

Imposible creer en el Dios hecho carne humana en Jesús y todos los abandonados sin recuperar la fe en la dignidad humana.  Y hasta abandonado/a por los ángeles mantenerse en esa fe.