3 de junio. Santísima Trinidad

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PRIMERA LECTURA.

Lectura del libro del Deuteronomio 4, 32-34. 39-40.

Moisés habló al pueblo, diciendo: «Pregunta, pregunta a los tiempos antiguos, que te han precedido, desde el día en que Dios creó al hombre sobre la tierra: ¿hubo jamás, desde un extremo al otro del cielo, palabra tan grande como ésta?; ¿se oyó cosa semejante?; ¿hay algún pueblo que haya oído, como tú has oído, la voz del Dios vivo, hablando desde el fuego, y haya sobrevivido?; ¿algún Dios intentó jamás venir a buscarse una nación entre las otras por medio de pruebas, signos, prodigios y guerra, con mano fuerte y brazo poderoso, por grandes terrores, como todo lo que el Señor, vuestro Dios, hizo con vosotros en Egipto, ante vuestros ojos?

Reconoce, pues, hoy y medita en tu corazón, que el Señor es el único Dios, allá arriba en el cielo, y aquí abajo en la tierra; no hay otro.  Guarda los preceptos y mandamientos que yo te prescribo hoy, para que seas feliz, tú y tus hijos después de ti, y prolongues tus días en el suelo que el Señor, tu Dios, te da para siempre.»

SALMO RESPONSORIAL.  Salmo 32.

Antífona: Dichoso el pueblo a quien Dios  escogió por heredad.

La palabra del Señor es sincera,
y todas sus acciones son leales;
él ama la justicia y el derecho,
y su misericordia llena la tierra.

La palabra del Señor hizo el cielo;
el aliento de su boca, sus ejércitos,
porque él lo dijo, y existió,
él lo mandó, y surgió.

Los ojos del Señor están puestos en sus fieles,
en los que esperan en su misericordia,
para librar sus vidas de la muerte
y reanimarlos en tiempo de hambre.

Nosotros aguardamos al Señor:
él es nuestro auxilio y escudo.  
Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
como lo esperamos de ti.

SEGUNDA LECTURA.

Lectura de la carta del apóstol San Pablo a los Romanos 8, 14-17

Hermanos:

Los que se dejan llevar por el Espíritu de Dios, ésos son hijos de Dios. Habéis recibido, no un espíritu de esclavitud, para recaer en el temor, sino un espíritu de hijos adoptivos, que nos hace gritar: “¡Abba!” (Padre). Ese Espíritu y nuestro espíritu dan testimonio concorde: que somos hijos de Dios; y, si somos hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, ya que sufrimos con él para ser también con él glorificados.

EVANGELIO.

Lectura del santo Evangelio según San Mateo 28, 16-20

En aquel tiempo, los once discípulos se fueron a Galilea, al monte que Jesús les había indicado. Al verlo, ellos se postraron, pero algunos vacilaban.

Acercándose a ellos, Jesús les dijo: «Se me ha dado pleno poder en el cielo y en la tierra.  Id y haced discípulos de todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; y enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado. Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.»

Comentario a la Palabra:

NO LE PONGAS NOMBRE, ÁMALO

Cada vez más nos damos más cuenta del peligro de identificar a Dios con los ídolos que nos hacemos de Él. La tradición judía nos recuerda siempre que Dios no entra en un concepto, en una idea, Dios es siempre más y más innombrable. Se nombra como "yo soy", pero para decir no me encierres en un nombre. Ni siquiera vale decir que Dios es un misterio, porque el concepto lo cosifica, lo convierte en un ídolo. Él siempre es más.

Hoy celebramos a Dios con toda la Iglesia como la Trinidad Santa. Y nos atrevemos a hacerlo porque Jesús de Nazaret nos habló de Él. Lo llamó  "abba" y nos dijo que siente inquietud por quienes se experimentan perdidos, enfermos, excluidos, pecadores. Habló de Él como perdón, aliento de vida, misericordia, ternura humanizadora, búsqueda constante, espera inquebrantable, resistencia no-violenta, amor pleno de gratuidad. Libertad.

Nos habló de un fuego, un viento, un impulso que habla en nosotros cuando nos roban la palabra o las ganas de vivir. El viene, nos habita y lo re-crea todo. Nos empuja a no permanecer instalados ni víctimas del miedo. Ni encorsetados en la estrechez de los egoísmos institucionales. Ese aliento va más allá de los límites de las confesiones eclesiales o comunitarias. Desconcierta, porque trae propuestas de nuevas posibilidades derribando las fronteras que levantan el egoísmo confesional y la presunción teológica.

El Espíritu siempre es más porque es palabra creativa de Jesús y acción del Padre y Madre Dios. El Espíritu habla en tus obras. "Por sus frutos los conoceréis", "no hay árbol bueno que dé frutos malos". Es el criterio para discernir desde el Evangelio, no "el discurso teórico".

Celebrar el dinamismo interno de Dios como Trinidad Santa es darnos cuenta que lo que tengamos que decir de Dios hemos de hacerlo con nuestras vidas.

Esta noche se confirman en la parroquia de los Santos Apóstoles 29 jóvenes. Alguno ha decidido aplazar su opción. ¿Qué podemos ofrecerles? Los confiamos a esta Presencia Amiga que dentro de nosotros nos alienta a esperar y trabajar como quien sabe que Dios ha querido hacer comunidad con todos los humanos. Pero la palabra que les damos nos compromete. Los gestos que realizamos transparentan u opacan esta Presencia Amiga que busca re-crear siempre para bien de los que Jesús tanto ama.

En su humildad Dios se da a conocer en las experiencias que generamos. Y en ellas descubrimos su ser innombrable y que quiere ser el que está entre nosotros sin excepción.