7 de octubre. Domingo de XXVII del Tiempo Ordinario
PRIMERA LECTURA.
Lectura del libro del Génesis 2, 18-24.
El Señor Dios se dijo: «No está bien que el hombre esté solo; voy a hacerle alguien como él que le ayude.»
Entonces el Señor Dios modeló de arcilla todas las bestias del campo y todos los pájaros del cielo y se los presentó al hombre, para ver qué nombre les ponía. Y cada ser vivo llevaría el nombre que el hombre le pusiera.
Así, el hombre puso nombre a todos los animales domésticos, a los pájaros del cielo y a las bestias del campo; pero no encontraba ninguno como él que lo ayudase.
Entonces el Señor Dios dejó caer sobre el hombre un letargo, y el hombre se durmió. Le sacó una costilla y le cerró el sitio con carne. Y el Señor Dios trabajó la costilla que le había sacado al hombre, haciendo una mujer, y se la presentó al hombre.
El hombre dijo: «¡Ésta sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne!
Su nombre será Mujer, porque ha salido del hombre. Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne.»
SALMO RESPONSORIAL. Salmo 127.
Antífona: Que el Señor nos bendiga todos los días de nuestra vida.
Dichoso el que teme al Señor y sigue sus caminos.
Comerás del fruto de tu trabajo, serás dichoso, te irá bien.
Tu mujer, como parra fecunda, en medio de tu casa;
tus hijos, como renuevos de olivo, alrededor de tu mesa.
Ésta es la bendición del hombre que teme al Señor.
Que el Señor te bendiga desde Sión,
que veas la prosperidad de Jerusalén todos los días de tu vida.
Que veas a los hijos de tus hijos. ¡Paz a Israel!
SEGUNDA LECTURA.
Lectura de la carta a los Hebreos 2, 9-11.
Hermanos:
Al que Dios había hecho un poco inferior a los ángeles, a Jesús, lo vemos ahora coronado de gloria y honor por su pasión y muerte. Así, por la gracia de Dios, ha padecido la muerte para bien de todos. Dios, para quien y por quien existe todo, juzgó conveniente, para llevar a una multitud de hijos a la gloria, perfeccionar y consagrar con sufrimientos al guía de su salvación. El santificador y los santificados proceden todos del mismo. Por eso no se avergüenza de llamarlos hermanos.
EVANGELIO.
Lectura del santo Evangelio según San Marcos 10, 2-16
En aquel tiempo, se acercaron unos fariseos y le preguntaron a Jesús, para ponerlo a prueba: «¿Le es lícito a un hombre divorciarse de su mujer?»
Él les replicó: «¿Qué os ha mandado Moisés?»
Contestaron: «Moisés permitió divorciarse, dándole a la mujer un acta de repudio.»
Jesús les dijo: «Por vuestra terquedad dejó escrito Moisés este precepto. Al principio de la creación Dios ´´los creó hombre y mujer. Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne``. De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre.»
En casa, los discípulos volvieron a preguntarle sobre lo mismo. Él les dijo: «Si uno se divorcia de su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra la primera. Y si ella se divorcia de su marido y se casa con otro, comete adulterio.»
[Le acercaban niños para que los tocara, pero los discípulos les regañaban. Al verlo, Jesús se enfadó y les dijo: «Dejad que los niños se acerquen a mí: no se lo impidáis; de los que son como ellos es el reino de Dios. Os aseguro que el que no acepte el reino de Dios como un niño, no entrará en él.» Y los abrazaba y los bendecía imponiéndoles las manos].
Comentario a la Palabra:
ESTE SIETE ES ESPECIAL
Este siete de octubre es especial. En el Evangelio se hace una llamada al espíritu de infancia: “el que no acepte el reino de Dios como un niño no entrará en él”. El Reino, la promesa de Jesús, tiene como referencia a alguien sin poder, capaz de emocionarse y sonreír. Capaz de confiar y dejar presentir el misterio que lo envuelve. Es un proyecto por realizar, sólo iniciado. Al niño le queda mucho camino por hacer, como a todo creyente con verdadera fe.
La primera parte del evangelio de este domingo habla del divorcio, para denunciar el abuso del poder del varón sobre la mujer en la época de Jesús. Denunciando la “dureza de corazón”, la manipulación del hecho religioso para ponerlo al servicio del patriarcado, del poder masculino. Experiencia opuesta al espíritu de infancia.
Esta llamada a la minoridad aparece en el evangelio de hoy casi como un apéndice, incluso puede evitarse; pero en estos tiempos de crisis esa actitud toma un especial relieve, porque "incluso con muy poco, tu imaginación inventiva consigue crear belleza en ti y a tu alrededor". Entre otras razones, por eso llamo la atención sobre esta parte del Evangelio.
Cuando leo este Evangelio me viene la imagen que un día presencié en una escuela de Haití. Un profesor se quitó el cinto y enfurecido comenzó a dar correazos a un grupo de críos ansiosos por llegar al lugar donde repartíamos zapatos. Los niños no lloraron. Soportaron estoicamente esa lluvia de azotes como quien está acostumbrado al maltrato. La escena se repitió recientemente, también en Haití, en uno de los campos de verano. Es tan habitual que el nuevo gobierno ha promulgado una ley prohibiéndolo. Pero esto no es más que una referencia, todos sabemos cómo el fuerte abusa del débil en todos los lugares de la tierra. A más cultura, más refinada la habilidad para el maltrato. Los pequeños, los últimos, los más frágiles se convierten en el sumidero de las miserias de los grandes, los fuertes, los de la primera fila, los excelentes.
Y este domingo Jesús amonesta a quienes tienen el poder de impedir que los pequeños se aproximen a Él, a la bendición que Él trae.
Este siete de octubre Jesús señala la hondura de esa cuestión. Nos muestra todo un camino al pedirnos que busquemos el Reino con espíritu de infancia. Nos alerta para que no seamos el muro, la tapia, la pantalla, la experiencia o la palabra que impidan que los pequeños lleguen hasta Él.
La noche del viernes pasado hemos tenido una oración por Nachito. El día 15 de este mes lo llevan sus padres, nuestros amigos Loreto y Tony, a Boston para una intervención especial porque sufre una cardiopatía imposible de atender en España. Me impresionó que Loreto pidiera por las madres africanas que viven la impotencia de ver a sus pequeños sufrir y no poder atenderlos. El lugar de la oración estaba plagado de críos. Durante el silencio tenía la impresión del tallo que está rompiendo la tierra para salir. Era un silencio distinto, más humano, porque estaban ellos dándole fondo con el sonido de la vida. Los críos generan cierto caos y pienso que eso tiene mucho que ver con la llegada del Reino.
Se nos recuerda la universalidad de la fe católica y la importancia de su transmisión. La fe que no se hereda, se elije. Por eso se propone, no se impone. Y esa propuesta se hace a través de personas concretas. Mujeres y hombres misioneros/as que con frecuencia experimentan el riesgo de seguir y confesar a Jesús con sus vidas. Ellos son la imagen más nítida del espíritu de infancia en la Iglesia. Ellos participan del caos que viven los pequeños. Están ahí como quienes quieren derribar los muros que impiden la proximidad con Jesús y la fraternidad que Él trae.
A Jesús no le molesta el "jaleo" de los pequeños. En ese caos Él quiere poner su bendición, esa fuerza curativa que abre un futuro en las vidas personales.
¿Qué fuerzas impiden que “los pequeños” se acerquen a Jesús? La semana pasada hemos sabido del acoso que están viviendo los cristianos de Níger y Burkina Faso. Las autoridades religiosas y civiles les han pedido discreción, que no salgan de noche y presten atención a su seguridad personal.
En este domingo quiero recordar que los cristianos del Sahel son un objetivo de los islamistas.
Un grupo de estos fundamentalistas ha profanado la iglesia de Zinder (Níger) el 14 de septiembre y ha intentado atacar a nuestras amigas las religiosas de la Asunción que, desde hace años, están poniendo todo su empeño en transformar un barrio de leprosos, en sentido literal, en un lugar digno erradicando la lepra. Prácticamente lo han conseguido. Como han logrado que funcione el centro nutricional al que tantas mamás traen a sus niños para ser atendidos por la subalimentación que sufren.
Alguien llamó a la policía que llegó a tiempo de impedir atentaran contra las hermanas. No obstante, el grupo de enfurecidos ya había profanado la iglesia, quemado todo y hecho una parodia de procesión con una imagen de la Virgen que al final arrojaron al suelo y la rompieron. Claro que sabiendo que estos solucionan las cuestiones cortando manos y lapidando, lo hecho con una imagen religiosa queda en una cuestión menor.
Este siete de octubre comienza también una semana especial. En el marco del 50 aniversario de la apertura del Concilio Vaticano II, el próximo jueves se inicia el Sínodo de Obispos sobre la Nueva Evangelización. Ese día se inaugurará el Año de la Fe, hasta noviembre de 2013. Un año para avivar el espíritu del Concilio volviendo a las fuentes de la Fe, para facilitar la proximidad de Jesús y el acceso a Él. Para recuperar el espíritu de infancia.
Pero en Roma este domingo, además, se celebra la declaración de San Juan de Ávila y Santa Hildegarda de Bingen como doctores de la Iglesia. Sí, la Iglesia tiene doctores que supieron escuchar y servir a los pequeños.
Cuentan de San Juan de Ávila que el día de su ordenación organizó un banquete con todos los pobres de su ciudad y que repartió entre ellos su herencia. Todo un doctor para tiempos de crisis. Alguien que nos recuerda que "cuanto más se comparte lo que se tiene, la vida se hace más acogedora". Alguien que gastó todas sus energías en facilitar que los pequeños tuvieran acceso a la bendición que es Jesús.