24 de febrero. II Domingo de Cuaresma

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PRIMERA LECTURA.

Lectura del libro del Génesis 15, 5-12. 17-18

En aquellos días, Dios sacó afuera a Abrán y le dijo: «Mira al cielo; cuenta las estrellas, si puedes.» 

Y añadió: «Así será tu descendencia.» 

Abrán creyó al Señor, y se le contó en su haber. El Señor le dijo: «Yo soy el Señor, que te sacó de Ur de los Caldeos, para darte en posesión esta tierra.» 

Él replicó: «Señor Dios, ¿cómo sabré yo que voy a poseerla?» 

Respondió el Señor: «Tráeme una ternera de tres años, una cabra de tres años, un carnero de tres años, una tórtola y un pichón.» 

Abrán los trajo y los cortó por el medio, colocando cada mitad frente a la otra, pero no descuartizó las aves. Los buitres bajaban a los cadáveres, y Abrán los espantaba. Cuando iba a ponerse el sol, un sueño profundo invadió a Abrán, y un terror intenso y oscuro cayó sobre él.  El sol se puso, y vino la oscuridad; una humareda de horno y una antorcha ardiendo pasaban entre los miembros descuartizados.  Aquel día el Señor hizo alianza con Abrán en estos términos: «A tus descendientes les daré esta tierra, desde el río de Egipto al Gran Río Éufrates.»

SALMO RESPONSORIAL. Salmo 26.

Antífona: El Señor es mi luz y mi salvación

El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré?
El Señor es la defensa de mi vida, ¿quién me hará temblar?

Escúchame, Señor, que te llamo; ten piedad, respóndeme.
Oigo en mi corazón: «Buscad mi rostro.»

Tu rostro buscaré, Señor, no me escondas tu rostro.
No rechaces con ira a tu siervo, que tú eres mi auxilio.

Espero gozar de la dicha del Señor en el país de la vida.
Espera en el Señor, sé valiente, ten ánimo, espera en el Señor.

SEGUNDA LECTURA. 

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses 3, 17—4, 1

Seguid mi ejemplo, hermanos, y fijaos en los que andan según el modelo que tenéis en nosotros.  Porque, como os decía muchas veces, y ahora lo repito con lágrimas en los ojos, hay muchos que andan como enemigos de la cruz de Cristo: su paradero es la perdición; su Dios, el vientre; su gloria, sus vergüenzas. Sólo aspiran a cosas terrenas. 
Nosotros, por el contrario, somos ciudadanos del cielo, de donde aguardamos un Salvador: el Señor Jesucristo.  Él transformará nuestro cuerpo humilde, según el modelo de su cuerpo glorioso, con esa energía que posee para sometérselo todo. Así, pues, hermanos míos queridos y añorados, mi alegría y mi corona, manteneos así, en el Señor, queridos.

EVANGELIO.

Lectura del santo Evangelio según San Lucas 9, 28b-36

En aquel tiempo, Jesús cogió a Pedro, a Juan y a Santiago y subió a lo alto de la montaña, para orar. Y, mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió, sus vestidos brillaban de blancos. 

De repente, dos hombres conversaban con él: eran Moisés y Elías, que, apareciendo con gloria, hablaban de su muerte, que iba a consumar en Jerusalén.

Pedro y sus compañeros se caían de sueño; y, espabilándose, vieron su gloria y a los dos hombres que estaban con él. Mientras éstos se alejaban, dijo Pedro a Jesús: «Maestro, qué bien se está aquí. Haremos tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.» 

No sabía lo que decía. Todavía estaba hablando, cuando llegó una nube que los cubrió. Se asustaron al entrar en la nube. Una voz desde la nube decía: «Éste es mi Hijo, el escogido, escuchadle.» 

Cuando sonó la voz, se encontró Jesús solo. Ellos guardaron silencio y, por el momento, no contaron a nadie nada de lo que habían visto.

Comentario a la Palabra:

COMO EN UNA TEOFANÍA

"El aspecto de su rostro cambió", dice el evangelio. Los vestidos de Jesús "brillaban de blancos". Y en el salmo 26 se reza desde el deseo y la búsqueda del rostro de Dios: "El Señor es mi luz y mi salvación"

Hay una transformación causada por algo que sucede durante la oración, en el hecho de entrar en el misterio de Dios. En el salmo alguien espera "gozar de la dicha del Señor". En el evangelio los apóstoles son vencidos por el sueño. Aún no conocen a Aquel junto a quien caminan. Pero entre esa fragilidad e ignorancia Pedro dice "qué bien se está aquí".

Entre los humanos las cosas ni son tan blancas, ni tienen tanta luz. El salmista confiesa que se requiere valentía para esperar en el Señor, para no perder el ánimo.

Orar con Jesús es entrar en una "teofanía", en la dimensión abierta del misterio. Ser introducido en el ámbito donde uno experimenta que el rostro de Cristo es resplandeciente por la Luz de Dios. Luz sin sombra, luz no creada. "Vieron su gloria". ¡Es posible ver su Gloria!

Segundo domingo de Cuaresma. Estos días, las miserias e inmoralidades de la Iglesia están en los titulares de la prensa nacional e internacional. Pecado sacado a la luz sin adjetivos. Vergüenza al sobrellevar el abuso de otros. El sentimiento y la evidencia de que la porquería lo envuelve todo: la economía, la política, la universidad, los juzgados, el mundo laboral, la sanidad, la casa real, las iglesias, los hombres de iglesia...

Conviértete y cree en el Evangelio. Es el camino de  Cuaresma iniciado con las "tentaciones" y la respuesta de un Jesús que no se calla ante el tentador. Hay que reaccionar ante los alardes de poder, los intentos de sometimiento, el robo descarado o sutil, el desprecio de los orgullosos, el maltrato por los enfermos de conciencia. Hay que reaccionar. Imposible permanecer callados. ¡NO SE ESTÁ BIEN AQUI!

Silencio en el instante del asombro; pero imposible callarse si uno escucha en ese lugar donde Dios habla al ser humano: "Éste es mi Hijo". ¿Quién? ¿Dónde está? Dinero, mentira, poder, prostitución ...

Y también, su ROSTRO TRANSFIGURADO en el Calvario, primero; después, transfigurado para siempre en la clara mañana de Pascua.

Minorías, mujeres y hombres, se juegan la vida dispuestos a testimoniar en el silencio de la entrega personal que el "rostro del Hijo de Dios no podrá ser vencido por el mal". Algún anciano se sienta en la cuneta del camino para dejar paso, faltan las fuerzas para llegar; pero la cima existe. En su fatiga nos recuerda que hay quienes "andan como enemigos de la cruz de Cristo"; pero eso lo estamos constatando. Ahora lo que necesitamos es creer que el Señor Jesucristo "transformará nuestro cuerpo humilde, según el modelo de su cuerpo glorioso". Esto no está en los titulares de la prensa de esta semana. Es nuestro trabajo.

Otra homilía