Por las miradas, el juego de sus manos y la inclinación de sus cabezas, los tres personajes forman un círculo que expresa la profunda comunión que les une.

La Trinidad es esta comunión misteriosa.

Pero este círculo no está cerrado. Se abre para incluir un cuarto personaje.

¡Ese personaje eres tú!

Al practicar la acogida, somos acogidos por Dios mismo en la comunión del Padre, Hijo y Espíritu Santo.

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