SALUDO Y NOTICIAS
Antes de compartir con vosotros algunas reflexiones sobre las lecturas
de hoy, me gustaría transmitir un saludo de comunión desde
Taizé. De allí salí este mediodía después
de votar por correo. Los residentes en el extranjero tenemos la responsabilidad
de hacerlo una semana antes.
En la colina ya han aparecido los primeros junquillos que anuncian la
primavera, y también algunas tiendas como preparación a
los encuentros internacionales de este año. Como cada año
los temas saldrán a partir de la carta que el Hermano Roger escribió
para este año: “Hacia las fuentes de la alegría”.
El hermano Roger que se acerca a los 89 años preparándose
para ir a Roma a su encuentro anual con Juan Pablo II.
Cuando esta mañana me despedía de él me dijo: que
los españoles vengan numerosos a Lisboa. Si, este año el
Encuentro Europeo de fin de año tendrá lugar en Lisboa.
Desde Hamburgo, donde tuvo lugar el encuentro el año pasado, a
Lisboa. Así la Peregrinación de Confianza nos lleva del
Norte al Sur, creando amistad entre los pueblos, construyendo esa Europa
de la solidaridad.
Otro momento fuerte de este año será el encuentro en la
Diócesis de El Alto, en Bolivia, a 4000 mts de altitud. Los hermanos
de Taizé que viven en Brasil lo están preparando. Se está
traduciendo la carta en los idiomas locales de los indios, el Aymara y
Quechua.
En Taizé nuestra vocación ecuménica estos últimos
años ha estado muy atenta a las relaciones con las Iglesias Ortodoxas.
Últimamente nos ha llenado de alegría que el Patriarca de
Moscú Alexis II, recibiera por primera vez al Cardenal Kasper,
responsable del Consejo Pontificio para la unión de los cristianos.
En los encuentros de estos últimos años en Taizé
, la participación de jóvenes ortodoxos de Rumanía,
Rusia, Ucrania y otros países ha sido numerosa. De ellos hemos
aprendido la importancia de la belleza en la oración, de ellos
recibimos el gran don de la transmisión de la fe por los iconos.
TRANSFIGURACION
Esta mañana contemplando el icono de la Transfiguración
en la Iglesia de la Reconciliación de Taizé y escuchando
los textos de hoy sobre la Tranfiguración, pensaba que esta tarde
estaría aquí con vosotros y me preguntaba ¿cómo
entender que se trata de nuestra propia tranfiguración? Se trata
de la transfiguración de nuestra mirada, de nuestras actitudes,
de nuestras vidas y de nuestro presente.
Los tres testigos, Pedro, Santiago y Juan, quedaron sin duda como transfigurados.
Lo que en ese monte entendieron se quedó en ellos como una fuerza
interior que los acompañó siempre.
Ellos tres serán también los testigos de la agonía
de Jesús en Getsemaní.
En las Iglesias ortodoxas hay una continua reflexión sobre Dios
como Luz. Así lo demuestran los numerosos iconos referentes a este
texto del Evangelio. Para ser un buen pintor de iconos se tiene que saber
pintar la Luz de la Tranfiguración. En casi todos ellos se pinta
a Jesús con un rostro iluminado y con vestidos de una blancura
fulgurante, de pie en el centro de varios círculos concéntricos
que tienen un centro completamente negro. Ese centro es como un símbolo
de lo que no comprendemos de Dios. Jesús delante de ese centro
y de pie, lleno de luz, nos hace accesible ese misterio, nos hace comprender
a Dios. Nos invita a acoger el misterio.
La fiesta de la Transfiguración se celebra el 6 de Agosto. Naturalemnte
es una fiesta que unida a la Epifanía, a la Resurreción
y a Pentecostés forman el núcleo de nuestra fe. Pablo, que
también fue tocado por la Luz llego a decir:« Si Cristo no
ha resucitado vana es nuestra fe».1Cor 15,17
Me gusta que los liturgistas hayan puesto este Evangelio en el segundo
domingo de Cuaresma. Así cumple el mismo papel que en el Nuevo
Testamento, cuando los discípulos ya van de camino a Jerusalén,
donde tendrá lugar la pasión de Jesús. Jesús
les ha hablado de las condicones para seguirle. Y es como si Jesús,
presintiendo su aturdimiento, les quisiera dejar intuir que todo tendrá
sentido, que su Luz iluminará lo absurdo y oscuro.En la Resurrección
de Jesús todo tendrá cumplimiento, por eso, en el monte,
Moisés y Elías aparecen representando la Ley y los profetas.
En nuestro camino cuaresmal debemos recordar que la Luz de Jesús
nos guía ya. Cuaresma es tiempo de profundización, tiempo
para ese trabajo interior que tanto nos cuesta, pero ante todo es tiempo
para “hacer memoria”, es decir recordar las promesas y acoger
el perdón de Dios. Dejando que la Luz, no nuestras pequeñas
lucecitas, ilumine nuestras sombras, nuestro aquí y ahora. Entonces,
cuando la vida se hace dura podemos volver a oír esas palabras
que son también para nosotros : « Tú eres mi hijo/hija
elegido, es decir, amado ». A través de Jesús Dios
nos está diciendo “a ti yo te quiero mucho”. ¿Sabremos
acoger este amor? Si lo hacemos quedaremos transfigurados.
Los textos de hoy son una invitación a escuchar y mirar mejor.
El autor del salmo de hoy suplica que Dios no le oculte su rostro. Discierne
el rostro de Dios como Luz y salvación. Escuchando a jóvenes
que participan en los encuentros de Taizé, muchas veces cuando
quieren hablar de esas experiencias interiores, en las que algo del misterio
de Dios se les hace más cercano, ellos siempre hablan como experiencia
de Luz que no ciega ni crea euforia, sino más bien de Luz que orienta,
cura, da sentido, y sobre todo aporta la Paz... Por eso los discípulos
también querían quedarse allí, plantar las tiendas.
Aunque el asombro y el temor les hizo quedarse como como mudos bajando
del monte.
El silencio de los discípulos al bajar del monte me hace pensar
en lo importante que es saberse callar. En esta cuaresma también
podríamos hacer un ayuno de palabras superfluas , eso nos daría
la serenidad para saber discernir e incluso para saber votar.
Históricamente nunca sabremos lo que paso. Pedro lo recordará
muy bien y habla de ello en su segunda carta “Nosotros mismos escuchamos
esta voz, venida del cielo, estando con él en el monte santo”
(2Pe, 18). Santiago, sostenido por esa experiencia, será el pilar
de la Iglesia de Jerusalem y uno de los primeros mártires.
Juan quedará tan marcado que todo su Evangelio habla de la Luz
, Luz que brilla en las tinieblas.Juan hace decir a Jesús “Yo
soy la Luz del mundo, el que me siga no caminará en la oscuridad,
sino que tendrá la luz de la vida”(Jn 8,12). Juan es el único
de los cuatro evangelistas que no cuenta el relato de la Transfiguración.
No es necesario; porque su Evangelio es el Evangelio de la Luz.
El misterioso texto del Evangelio de la Transfiguración es como
una anticipación de la Resurreción de Jesús, es como
si Jesús quisiera grabar algo en los corazones de sus discípulos
para que puedan después referirse a ello en los momentos de prueba,
a lo largo de todas sus vidas. En Getsemaní fueron testigos de
la otra transfiguración de Jesús, la del sudor de su humanidad.
El final del camino humano de Jesús no llega sin pasar por la
pasión. Algo que también debemos aplicar a nuestras propias
vidas. En los momentos de esfuerzo, de paciencia,
de dolor, podemos recordarnos que la Luz está ahí, como
las estrellas que iluminaron la noche de Abraham, portadoras de una promesa
de plenitud de vida.
Quizás, el resplandor de los textos de hoy sea como un descanso
para nuestros ojos cansados de tanta sombra. Resplandor que no nos aleja
de la vida de cada día, sino que la hace más llevadera.
Nuestro deseo debe ser como lo que Pablo nos pide: “mantenernos
firmes en Jesús” . Y así volver a emprender el camino
con un poco más de Esperanza.
|