Episodio 13. El comienzo del Evangelio

Comentario a Mc 1,1-4

¡Hola! ¡Feliz año y bienvenidos al episodio 13 del podcast “Teología para Hoy”. Como ya anunciamos el año pasado, vamos a dedicarnos durante los primeros meses de este 2015 a comentar detenidamente el evangelio según san Marcos como el primer camino que vamos a tomar para acercarnos a la figura de Jesús.

El título “Evangelio según san Marcos” con el que conocemos este documento es una atribución posterior. En realidad el texto no nos dice quién es su autor, es –estrictamente hablando- un libro anónimo, aunque tenemos razones para pensar que su autor se llamaba Marcos.

El título que su autor le dio a este libro lo tenemos en el primer capítulo versículo uno: “Principio del Evangelio de Jesús Cristo Hijo de Dios”. Este es la frase que define de qué va este libro, su contenido. Es un libro que narra el comienzo de la “Buena Noticia”. La palabra griega “Euangelion” a veces se traduce como “Evangelio” (en realidad traducir Euangelion por Evangelio no es una verdadera traducción, es simplemente repetir la palabra griega), a veces se traduce como lo que significa esta palabra “Eu” quiere decir “bueno”; “angelion” quiere decir “mensaje” o “noticia” (un “angelos” en griego es un “mensajero”; “angelion” significa “mensaje”).

Esta palabra nos dice que el contenido de este libro son “cosas que han pasado”, son “hechos”. No se trata de un libro que expone una teoría o una doctrina abstracta acerca de Dios; es un relato de algo que ha pasado. Y eso que ha pasado, esa “buena noticia” es Jesús. El contenido de este “buen mensaje” de esta “buena noticia” es una persona, un hombre, Jesús.

De este Jesús se afirma de entrada dos cosas “Cristo” e “Hijo de Dios”. ¿Qué quiere decir que Jesús es Cristo e Hijo de Dios? La respuesta a esa pregunta requiere que  te leas el libro. Para comprender lo que se afirma en el título, necesitas leerte el libro, necesitas conocer el relato completo que está a punto de iniciarse.

Y esto es algo que muchos cristianos no han hecho. Me explico. Los católicos o protestantes que acuden regularmente a la iglesia estamos familiarizados con los distintos episodios de los que componen los evangelios, pero pocos relativamente se han leído cada uno de los evangelios de principio a fin.

Y esto es algo la propia estructura del Evangelio según san Marcos –y de los demás evangelios- facilita. Los evangelios son relatos episódicos. Es decir que son relatos hecho de episodios que tienen una cierta independencia.

Es un poco como con algunas series de la televisión, que también tienen una estructura por episodios. Yo estuve algún tiempo enganchado a la serie “House”, no se si se acuerdan, era un médico de bastante mal carácter que resolvía diagnósticos difíciles. A veces me ponía a ver la tele después de cenar y veía un capítulo. Podías perderte un capítulo una semana y no pasaba nada, podías entender perfectamente el siguiente, porque los episodios tenían una cierta completitud, eran historias completas aunque dentro de un hilo argumental mayor.

Así es como muchos cristianos escuchan los evangelios. Oyen en la iglesia algún episodio suelto un domingo y otro episodio el siguiente. De esta manera se van empapando a través de los años de los distintos relatos que componen los cuatro evangelios, pero de este modo nos perdemos darnos cuenta de que cómo todos estos episodios están engarzados en una línea argumental.

En la lectura que vamos a hacer a través de este podcast, vamos a tratar de no perder el hilo argumental del relato de Marcos. El evangelio de Marcos, como la gran mayoría de los libros, se ha escrito para ser leído de principio a fin, en orden. Y no para ser escuchado a trocitos.

Porque es a lo largo de todo el relato, cómo Marcos nos va a presentar una figura de Jesús. En el comentario que vamos a hacer en este podcast vamos a estar atentos a cómo las piezas –los episodios– se ensamblan para mostrarnos un rostro de Jesús. Vamos a ir comentando episodio a episodio, pero prestando atención a cómo hay un argumento que se va desarrollando a través de los distintos episodios.

Un poco como hace el verdadero fan de una serie de televisión, que no se pierde un episodio y está atento a cómo los personajes van desarrollándose a través de los distintos episodios.

Resumo lo que he dicho: El verdadero título de este libro que solemos llamar “Evangelio según san Marcos” es la frase que encontramos en Mc 1:1: “Principio de la buena noticia de Jesús, Cristo, Hijo de Dios”. ¿Y por qué “Principio de la buena noticia” y no “Buena noticia” a secas?

El libro podría haberse titulado: “Buena noticia de Jesús, Cristo, Hijo de Dios”. Te vamos a contar la historia de Jesús, que es una buena noticia. Pero no. Este libro se titula “Principio de la buena noticia de Jesús, Cristo, Hijo de Dios”. Un poco raro ¿no creen? ¿Por qué el relato de la vida de Jesús, de su muerte y resurrección no es “buena noticia” sino solo “el principio de la buena noticia”.

O dicho de otro modo, si la vida, muerte y resurrección de Cristo es solo el principio de la buena noticia, ¿cuál es la buena noticia? ¿Cuál es la buena noticia de la que Jesús es principio, o si usamos la palabra que encontramos en el texto griego “arjé”? Arjé quiere decir “principio” en el doble sentido de “comienzo” y también “fundamento permanente”. Como cuando decimos en español “Es una persona de principios” o “Este es un principio universal”. “Principio” es “comienzo”, pero también “fundamento”.

La vida de Jesús en la tierra, su muerte y resurrección, que es el contenido de este libro que llamamos “Evangelio según san Marcos”, es el comienzo y el fundamento de la buena noticia. Y esto quiere decir que la buena noticia –el evangelio- no ha terminado, sino que continúa. La buena noticia es algo que estamos viviendo. Los cristianos estamos viviendo la buena noticia, cuyo principio es Jesús. Leer este relato nos va a poner en contacto con el origen y fundamento de la alegría en la que estamos viviendo. O esa es, al menos, la intención del autor, llamémosle Marcos.

Dejamos atrás el título y empezamos a leer el libro propiamente dicho, que empieza con las palabras: “como está escrito en Isaías el profeta: Yo envío mi mensajero delante de ti, para que prepare mi camino. Voz que grita en el desierto ‘Preparad el camino del Señor. Enderezad sus senderos’”.

Estas palabras son presentadas como una cita del profeta que era tenido como el más importante en la historia de Israel, Isaías. En realidad la cita es una mezcla de frases de Malaquías e Isaías, lo que demuestra que los cristianos de aquella época no compartían el prurito por la precisión de los académicos modernos, pero el significado es claro: Jesús viene a cumplir las antiguas promesas que Dios había hecho al pueblo de Israel.

Si han escuchado los dos episodios del podcast que dedicamos al Antiguo Testamento, recordarán que el pueblo de Israel fue configurando su identidad a través de una larga relación con Dios, marcado por momentos de crisis. En concreto dos acontecimientos de liberación habían sido cruciales para modelar la identidad de este pueblo: la liberación de Egipto –el Éxodo– y el regreso del Exilio Babilónico –que era considerado como un Segundo Éxodo. Esta profecía de Isaías se refiere al regreso del Exilio Babilónico.

Marcos, al poner este cita en el comienzo de su relato de Jesús nos está diciendo: la vida de Jesús es la definitiva liberación. Es el Tercer y definitivo Éxodo. El Dios liberador de Israel, que había actuado sacando a su pueblo de Egipto primero y haciendo regresar a su pueblo de Babilonia después, va a volver a hacer de las suyas. Y además, la tercera va a ser la vencida. La vida de Jesús es presentada de este modo como un nuevo Éxodo.

Marcos modifica la profecía de Isaías cambiando el sentido de la frase. En el original dice “Una voz grita: ‘en el desierto preparad el camino al Señor’”. Lo cual tiene todo el sentido porque si de lo que se estaba hablando era del regreso de los exilados desde Babilonia –que estaba donde hoy está Irak– hasta Jerusalén, lo que había que hacer era recorrer un camino a través del desierto que separa ambos lugares. Marcos le cambia la puntuación a la profecía y dice: “Una voz grita en el desierto: Preparad el camino del Señor”. Y esto le va a servir para introducir a Juan.

Sigo leyendo el evangelio: “Surgió Juan bautista en el desierto y proclamaba el bautismo de conversión para el perdón de los pecados”.

De este modo Juan aparece como un profeta cuya existencia había sido profetizada por el mismísimo Isaías. Juan es presentado de este modo como el nexo entre los antiguos profetas y el mismo Jesús. Y lo va a hacer bautizando a Jesús. Pero de esto hablaremos en el próximo episodio de este podcast.

Llegamos así al final. No hemos avanzado mucho –solo los cuatro primeros versículos de Marcos–, pero creo que es importante que al principio vayamos despacio. Hemos dicho algunas cosas importantes: el significado del título de esta obra “Principio de la buena noticia de Jesucristo Hijo de Dios” y de cómo Marcos introduce la historia de Jesús conectándolo con las esperanzas de liberación del pueblo de Israel. Les sugiero que relean en algún momento de la semana esos cuatro versículos en su Biblia.

Os esperamos la semana que viene en la que hablaremos del bautismo de Jesús.